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Por Elizabeth Aguilar Quintana.
“Cuidado con la tristeza, es un vicio”. [1]
Está por comenzar el periodo de fiestas decembrinas, lo que en México se le conoce como el Guadalupe – Reyes. El aroma de las fiestas es inconfundible, los buenos deseos, los abrazos, los regalos y las reuniones, tanto familiares como entre amigos.
El frío del invierno se desvanece entre el calor de la gente y los brindis. Las luces, los colores, las frutas, mil sabores. Vienen los propósitos, el ánimo del cambio, se vislumbran los proyectos, se descubren nuevos pasos. Sin embargo, no todo en esta temporada es felicidad y ambrosía, para muchos es motivo de tristeza y melancolía.
No obstante con la llegada del invierno, no sólo llega la felicidad, se acentúa lo que comúnmente se conoce como depresión, una enfermedad que afecta a miles de personas. No es sólo tristeza, ni una excusa, es una enfermedad que muy pocos RECONOCEN hasta que es demasiado tarde.
Los síntomas pueden ser, estado de ánimo irritable o bajo la mayoría de las veces, pérdida de placer en actividades habituales, dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño; cambio importante en el apetito, a menudo con aumento o pérdida de peso, cansancio y falta de energía; sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa; dificultad para concentrarse, movimientos lentos o rápidos, inactividad y retraimiento de las actividades usuales; sentimientos de desesperanza y abandono, y lo más peligroso, pensamientos repetitivos de muerte o suicidio.
La depresión no es algo de moda, ni un invento; constituye un severo problema de salud que afecta entre un 12 y 20% de las personas adultas, es decir, personas entre 18 y 65 años. Como familiares o amigos debemos estar alertas ante las posibles señales. Pese al reto que representa el combate a ésta enfermedad, existen diversas organizaciones como el Instituto Nacional de Psiquiatría, un organismo de tercer nivel de atención, coordinado por la Secretaría de Salud, cuyas funciones están encaminadas, principalmente, a la investigación, la enseñanza y la atención a pacientes psiquiátricos.
No existe mejor regalo que el cuidado y cariño entre los amigos y familia. Estemos atentos, cualquiera podría ser víctima de la depresión. “La dicha de la vida consiste en tener siempre algo que hacer, alguien a quien amar y alguna cosa que esperar”.[2]
[1] Gustave Flaubert.
[2] Thomas Chalmers (1780-1847) Ministro presbiteriano, teólogo, escritor escocés.
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