Las burbujas de oro.
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Las burbujas de oro

Por Alejandra Zavala Bandala.

Cheers! No sé si es por mi mood de la semana o que esta nota era simplemente inevitable, pero este jueves nos llevaré a los elegantes años 20’s, por supuesto en la hermosa ciudad de París. Sin embargo, no viajaremos a la simbólica Torre Eiffel, ni al Arco del Triunfo, vaya ni siquiera a los Campos Elíseos. Visitaremos un lugar más acogedor: el elegante hotel Ritz de París.

En 1898, esta joya turística abrió sus puertas a escasos metros del museo del Louvre y pared con pared del Ministerio de Justicia. Sin embargo su principal objetivo no era ser el hotel mejor situado de París, sino ser una pequeña casa citadina que acogiera a sus invitados en el art de vivre parisiense. Claro que no era una casita para cualquier mortal, pues entre sus huéspedes –o mejor dicho habitantes temporales- más distinguidos estuvieron Marcel Proust, Coco Chanel, Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, el Duque y la Condesa de Windsor, sólo por nombrar algunos.

Y si bien este pequeño gran lujo francés tiene mil historias que contarnos hoy nos interesa por una en especial: la mimosa. Esta burbujeante bebida nos hará pensar siempre en elegancia y exclusividad, ya sea por una elegante recepción matutina, una boda en verano, o un viaje en la primera clase de un avión. Mimosa se ha convertido innegablemente en el sinónimo etílico de gala. Irónico, si consideramos la simpleza de la receta.

El nombre mismo nos recuerda a la frescura de su sabor -proveniente de la naranja y las burbujas del champagne-, lo cual hace perfecto sentido cuando descubrimos que el nombre viene de las flores científicamente llamadas Acacia Dealbata, que son del mismo color que la bebida y las cuales inclusive hacen remembranza visual a las burbujas tan peculiares de la misma.

Pero en esta historia se me estaba olvidando un ingrediente vital de ésta sección: la controversia. La mimosa fue inventada en 1925 en el Ritz de París, o eso les he dado a entender hasta ahora; sin embargo, existe también el rumor de que en verdad fue creada en un pub londinense en donde se le llamó Buck’s Fizz –que es el nombre con el que se le conoce en Inglaterra-. Pero vaya, no sé si es porque me parece más romántica la imagen del Ritz pero definitivamente prefiero –personalmente- quedarme con la versión parisina.

Originalmente la bebida se prepara mezclando en una copa de champagne -también llamada copa de flauta- partes iguales de jugo de naranja y champagne, ambos fríos. Si nos apegamos a la receta original el jugo debe ser fresco y recién exprimido, y el champagne de muy alta calidad; aunque por supuesto la bebida puede tener mil deformaciones, como utilizar jugo concentrado, o -para versiones más económicas y un poco menos finas- la utilización de vinos espumosos.

Entonces, queridos lectores, la próxima vez que tengan un brunch (palabra creada mezclando las dos palabras en inglés breakfast -desayuno- y lunch -comida-) no olviden acompañarlo de una mimosa, refrescante, elegante y sobre todo deliciosa. ¡Salud!

 

 

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