En el número 82 de la calle 20 de Noviembre, en la colonia Centro de la ciudad de México, descansan los restos de uno de los personajes más polémicos de la historia de México. Después de muchos años de peregrinaje pareciera que éstos han encontrado, en uno de los espacios que le merecen, la paz en una tierra donde llegó como Dios y partió como hombre.
El nombre de Hernán Cortés es quizá uno de los más difíciles de pronunciar en nuestro país. Su «problema», si se le puede denominar de esta manera, se refiere al hecho de que se le identifica como el gran villano de la historia de México. El haber llegado de fuera para «conquistar nuestro país» es su mayor pecado; defecto que resulta irónico, si se entiende que en 1519 no había mexicanos ni mucho menos México.
Fue un 2 de diciembre de 1547 cuando, a los 62 años de edad, moriría el entonces marqués del Valle de Oaxaca. El sitio de su muerte sería el primer destino de sus restos, en San Isidoro del Campo, Sevilla. Ya en 1566 sus restos viajarían a la Nueva España; el destino en ese momento fue la iglesia de San Francisco de Texcoco, donde se quedarían hasta 1629.
En 1629 coincidiendo con la muerte de Pedro Cortés, descendiente del conquistador, los restos fueron colocados en la iglesia de los franciscanos en México donde permanecerían hasta 1794 -aunque en diversos espacios de la iglesia-. Su estadía en aquella iglesia terminaría en la que hasta hoy es su última morada en el número 82 de la calle 20 de Noviembre en la colonia Centro de la ciudad de México.
La historia de su reposo en el edificio que corresponde al Hospital de Jesús, fundado por el mismo Cortés, no deja de ser curiosa. Historia que sería diferente de no haber sido porque en la noche del 15 de septiembre de 1823, gracias a Lucas Alamán, los restos se salvaron de la segura profanación que obligaron a que se mantuvieran escondidos y en secreto hasta 1946. Fue en ese año en el que investigadores de El Colegio de México, siguiendo como pista un documento del mismo Alamán, encontrarían la última morada del polémico personaje.
Hoy día los restos siguen resguardados en el Hospital de Jesús detrás de una placa que marca los años de inicio y fin de la vida de Hernán Cortés, «conquistador y villano mayor de México» según la tradición histórica de nuestro país.
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