Día Mundial del Medio Ambiente: de la granja a la boca

Por Andrea García Borja.

¡Hola a todos! Supongo que muchos de ustedes han escuchado acerca del Día Mundial del Medio Ambiente, de hecho, aquí en el país lo extendimos a una semana completa, la Semana Nacional del Medio Ambiente. Aunque la verdad yo considero que es bastante hipócrita e inconsistente que la Presidencia declare una semana dedicada totalmente al medio ambiente y que no se haga prácticamente nada para concientizar a la población o para cuidarlo. Aclaro que no me refiero a que el gobierno federal no esté llevando a cabo políticas medio pintadas de verde, sino  que específicamente en esta semana no realizó ninguna acción que fuera especialmente positiva para el medio ambiente.

Mejor hablemos de lo que sí se hizo. Este año, el Día Mundial del Medio Ambiente estuvo enfocado en el desperdicio de alimentos. Llamémosle el impresionante y absurdo desperdicio de alimentos. La FAO calcula que un tercio de la comida que se produce, se pierde o es desperdiciada. Es decir que solamente el 66% de la comida producida llega hasta nuestros estómagos y el otro 33% se pierde en el camino, ya sea porque se echa a perder antes de que sea vendida o porque nosotros la desperdiciamos. El problema humanitario es evidente, pues toda esa comida que se pierde podría alimentar a quienes no tienen qué comer, se podrían evitar hambrunas y salvar millones de vidas. El segundo problema es el ambiental, ya que toda la comida que se pierde representa un costo ambiental en términos uso de energía, suelo y agua. Es decir que estamos malgastando estos recursos limitados.

Se calcula que para 2050, la población aumentará de los 7 billones actuales a 9 billones. Esto provocará que la demanda de calorías aumente en un 60%. Imagínense cómo vamos a estar en 2050 si hoy en día hay 1 billón de personas que sufren de hambre. Es por tal motivo que es absolutamente necesario que se reduzca el desperdicio de alimentos. Por su parte, los gobiernos y las empresas pueden mejorar la infraestructura para que los alimentos no se echen a perder antes de que lleguen al mercado. Por nuestra parte, los consumidores podemos realizar diversas acciones para reducir nuestro desperdicio de alimentos, aquí les presento algunas:

• Comprar únicamente los alimentos que podemos consumir, tomen en cuenta el número de comidas que van a realizar fuera de su casa.
• En el buffet, solo servirnos lo que queremos y podemos comer.
• Si cocinamos algo y no lo consumimos en su totalidad, guardarlo y comerlo otro día. ¡Aunque sea poquito!
• No pedir tamaños jumbo en refrescos, palomitas u otros alimentos que vendan en diferentes tamaños. Generalmente no nos terminamos absolutamente todo el contenido, noten cuánto es lo que comen y pidan el tamaño adecuado.
• Finalmente, si a pesar de sus mejores esfuerzos tienen que tirar comida, no lo hagan en la basura sino en la composta.

Esta semana calculen su desperdicio de alimentos y concienticen a alguien.

Foto: Gorka Linaza.