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Fundada como una colonia para la clase alta, con un atractivo tanto para diplomáticos como para inmigrantes; la entonces colonia Americana se fue llenando de ese toque afrancesado tan típico de la era porfiriana.
Muchas familias empezaron por aquellos años a construir grandes casas de estilo europeo. Estilos diversos y particulares figuraron de manera notoria en las construcciones que corrieron a cargo de arquitectos de mucho renombre. Los nombres de las calles dieron muestra de los anhelos de la Americana; Génova, Londres, Liverpool y Amberes mosrtaban a una colonia que aspiraba al sueño europeo.
Sin embargo el apogeo de la colonia no vendría sino hasta los años 50 y 60, cuando se hizo de la fama como espacio para tertulias literarias donde el café abundaba a raudales. Por sus calles se pasearon figuras como Rius, Carlos Monsiváis y Manolo Fábregas. Librerías, galerías de arte y tiendas de corte internacional lucieron orgullosas a la par de los salones de baile donde la fiesta siempre tuvo un buen pretexto.
De aquellas vivencias hoy sólo queda un melancólico recuerdo. Muchas de las grandes casas lucen abandonadas; muchas familias huyeron de la colonia. La hoy Zona Rosa es un sitio donde los bares, prostíbulos, ambulantes y sex shops han dejado en el olvido su antigua fama bohemia. La basura y los autos son hoy un obstáculo que le otorga cierto dejo de tristeza; los últimos sobrevivientes han claudicado ante el tráfico, los indigentes, los drogadictos y los antros.
La colonia que lució alguna vez orgullosa a los pintores, poetas, escritores, actores y músicos más relevantes de la ciudad que le visitaban, saludan hoy a quienes han secuestrado una de las zonas más importantes y relevantes en la historia de la ciudad.
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