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Por Ana Escárcega.
La nueva cinta del mexicano Guillermo del Toro es un homenaje al género kaiju; con bases como Godzilla, King Kong, Cloverfield, Jurassic Park y la películas de Ultraman, del Toro logra una armonía visual con una estética que evoca a Blade Runner y a Robocop y que nos habla de un mundo futurista y sumamente asiático.
Luego de una introducción narrada por la voz en off del protagonista, en la que se nos cuenta cómo en un futuro no muy lejano llegó una raza extraterrestre a la Tierra a través de un portal interdimensional en el fondo del océano pacífico, la cinta comienza en medio de la guerra contra los kaijus.
Para dicha guerra, la humanidad ha tenido que dejar de lado sus diferencias y unirse para crear tecnologías que logren triunfar en las peleas contra estos monstruos. Es así como se construyen los jaegers, unos robots biomecánicos del tamaño de rascacielos que se controlan por dos o más tripulantes que deben crear un puente neurológico y así manejar ambos hemisferios de la máquina.
Como en todo homenaje, resaltan los personajes y los diálogos clichés de este tipo de cintas, desde el científico loco con tatuajes y ultranerd que descubre el verdadero plan de la raza alienígena y el mercenario rudo que se dedica a comercializar los restos de los monstruos, hasta la protagonista que busca venganza contra los kaijus luego de que éstos destruyeran su ciudad y a su familia y que – para los que nos gusta jugar a la nostalgia y el cine de este género – tenía que ser obligadamente de nacionalidad japonesa.
Guillermo del Toro desarrolló esta historia junto a su guionista Travis Beacham; para llevarlo a la pantalla grande, del Toro se dio vuelo con una estética oscura y futurística, un poco a lo Christopher Nolan y Ridley Scott, pero también con elementos claramente tomados del comic y el anime japonés, tal es el caso que ha sido comparada con la serie Evangelion; la cinta también evoca al clásico de culto Akira (1988) de Katsuhiro Otomo y a la serie de anime Mobile Suit Gundam de 1979.
Así pues, del Toro juega con todos estos elementos y los presenta con efectos visuales de última generación, con largas secuencias de acción y una buena cantidad de peleas kaiju-jaeger en plena ciudad de Hong Kong, para cumplir también con la cuota requerida de acción para el verano.
Los placeres de Titanes del Pacífico son un tanto nostálgicos y también regresivos, esto en sí mismo es algo insólito: la mayoría de las películas estrenadas por los grandes estudios de mayo a septiembre atienden a los impulsos infantiles de la audiencia, pero también a menudo aspiran a ser más que caprichos juveniles y terminan a veces manejando temas un tanto más difusos y pesados. Ocasionalmente tienen éxito y encuentran a medida una grandeza real. Este verano, sin embargo, hasta ahora ha sido en gran parte un desfile de grandilocuencia sin alegría y bajo estas circunstancias, el exuberante sentido del humor de del Toro es un respiro refrescante.
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