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Por Ana Escárcega.
Gabriel Figueroa (1907-1997) fue un parte aguas para el cine, no solo nacional, sino mundial. Fue gracias a él que los cinefotógrafos y directores de fotografía comenzaron a ganar el renombre y a dárseles la importancia que merecían. Pero ¿por qué? Para empezar, el ojo de Figueroa era impecable, irreprochable, cuasiperfecto. Su técnica y la composición de las imágenes que creaba hacían de las películas que fotografiaba éxitos en taquilla y su trabajo llegó a ser reconocido mundialmente.
En el documental de Emilio Maillé, Miradas múltiples, la máquina loca, se explora la mirada de más de veinte directores de fotografía de gran renombre como Vittorio Storaro (El conformista, Bernardo Bertolucci), Anthony Dod (Dogville, Lars Von Trier), Philippe Rousselot (El gran pez, Tim Burton), Shôji Ueda (Los sueños, Akira Kurosawa) y Christopher Doyle (2046, Wong Kar Wai) sobre el trabajo y la huella que dejó Gabriel Figueroa en la historia del cine.
En él se analiza con gran sensibilidad el cuidadoso trabajo del cinefotógrafo mexicano en las películas del Indio Fernández y de Luis Buñuel. Para los cinefotógrafos que aparecen en este documental, la visión y la misión de Figueroa era mostrar al mundo un nacionalismo grandilocuente con sus majestuosas tomas abiertas en las que mostraba paisajes de México imponentes y maravillosos.
Se analizan también los close-ups que Gabriel Figueroa realizaba con sus actores, las miradas, las sutilezas, las emociones humanas que logró retratar de manera precisa y que se transmiten a cualquier lenguaje y a cualquier idioma.
El trabajo del director de fotografía resultaba en una infinidad de detalles que lograban transmitir al público exactamente lo que se deseaba.
El documental de Maillé, además de hacer homenaje a este gran cinefotógrafo –caben mencionar las bellísimas secuencias que armó a partir de diferentes cintas fotografiadas por Figueroa– da también voz a aquéllos que son parte fundamental del mundo del cine y que muchas de las veces quedan relegados. Es así, que aparece una postura por parte de un par de ellos que dice que en la actualidad, el trabajo de los fotógrafos es obsoleto e innecesario, que con la tecnología moderna, cualquiera puede ser fotógrafo incluso con su teléfono celular. Pero la postura del documental (y del mismo Maillé) es totalmente la opuesta: el cine es imagen y sin un buen trabajo de fotografía ninguna película funciona.
En entrevista con Reconoce MX, Emilio Maillé nos habló sobre lo que espera que logre su documental, para él, lo importante es que el mexicano recuerde con nostalgia al México de los años 40 y 50, ese México que ya no es el nuestro, pero que marcó el inicio de una modernidad desenfrenada. Las imágenes de Dolores del Río, Pedro Armendáriz, Marga López, Ninón Sevilla y María Félix engalanan una vez más la enorme pantalla del cine, imágenes en blanco y negro en juegos de luz y sombras creadas por “el Maestro de la Luz”, como se le conoce también a Gabriel Figueroa.
Para Maillé, era de suma importancia que las imágenes de Figueroa, en conjunto con la música de Michael Nyman y Manuel Rocha lo dijeran todo, sin necesidad de una narración en off o de comentarios que tratasen de explicarlas; se trata de un viaje hipnótico por el México de antes, ese México que Figueroa quería que todo el mundo conociera y que marcó una identidad única para los mexicanos que sigue vigente hoy en día.
El documental ya ha sido presentado en los festivales de Venecia, Biarritz Amérique Latine, Sao Paulo, Miami, Cartagena, Lima, Guadalajara, Morelia y Guanajuato; sin embargo Emilio Maillé dijo: “Me interesa más que la película sea vista por el público mexicano, el que va a los cines, porque tiene imágenes que tienen que ver con nuestra propia identidad y que cuenta lo que somos”.
Miradas múltiples, la máquina loca se estrena en cines el 27 de septiembre de 2013 con 30 copias a nivel nacional.
Con imágenes cortesía de Videocine.
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