Por Asfaltos.
En estos momentos se encuentra en curso el arco argumental Batman: Year Zero a cargo de Scott Snyder. Polémico porque de entrada parece competir con el clásico Batman: Year One de Frank Miller, la serie tiene sus propios argumentos a favor y en contra. Lo que siempre resultará debatible es la versión de un personaje como Batman, y más aún el origen de éste.
Si bien me encanta la historia de Miller, clásica e influencia del Batman fílmico de Nolan, debo de aceptar que hay otra historia del origen de este personaje que me gusta más. Quizá sean mis recuerdos infantiles, pero la versión del origen de Batman que más disfruto está plasmada en caricatura: Batman: Mask of the Phantasm.
La película, escrita por Alan Burnett, Paul Dini, Martin Pasko y Michael Reaves, sirve como prólogo de Batman: The Animated Series, serie animada que contó con varios reconocimientos, y sobre todo, el cariño del público. Hoy día la serie es una de las más queridas por los fanáticos del murciélago, y para un servidor, es y seguirá siendo la versión definitiva del caballero oscuro.
Si hay algo que me ha atraído a Batman, eso es definitivamente la cercanía de éste más a un antihéroe que a un héroe como tal. Es decir, Batman tiene más de el «hombre sin nombre» de Eastwood que del Superman completamente bueno e inmaculado (afortunadamente). Verlo perseguido por la policía, visto como un peligro, pero siempre al filo de lo legal y con un código moral bastante sólido, Batman es un personaje incomprendido.
Su origen es la tragedia; la muerte de sus padres de la que fue testigo de manera brutal. Esa tragedia la sigue cargando, como parte del motivo para convertirse en Batman, pero también como pesada loza de la que nunca logra zafarse con éxito. Su lucha por el bien conlleva un fuerte sacrificio que pasa por el dolor de la pérdida; de su tragedia personal.
En fin, hay muchos elementos de ese Batman que tanto me gusta (y nos agrada a varios también) plasmados en la película Batman: Mask of the Phantasm. Vemos en la cinta el fuerte convencimiento de un Bruno Díaz por la lucha para honrar a sus padres, hasta que éste se topa con otro sentimiento igual o más fuerte: el amor.
Resulta emotivo, realmente emocionante, encontrarse con el dilema de Batman, quien al haberse hecho una promesa, el homenaje a la memoria de sus padres, se enfrenta a sus propios anhelos de amor. Podría parecer cursi, pero en realidad este dilema al que se enfrenta el caballero oscuro lo convierte todavía más en humano; acercándolo a nosotros, ávidos lectores y fanáticos de sus historias.
En otro apartado se encuentra el asunto de la música, otro de los grandes elementos de la película y de la serie en general. El trabajo de Shirley Walker, basado en el tema principal de Batman compuesto por Danny Elfman, es simplemente sorprendente y disfrutable. Se trata de la música de un Batman gótico, oscuro, majestuoso.
En fin, Batman: Mask of the Phantasm es una película que expone la soledad, dolor y sufrimiento de un Bruno Díaz antes de convertirse en un sólido, convencido y fuerte Batman. Es tanto su anhelo de justicia que sacrifica su propia vida y felicidad; un Batman que nos encanta.
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