Se dice que por esta estrecha calle, entre la famosa Casa de los Azulejos y el Edificio Guardiola, salían los carruajes de la entonces Condesa del Valle de Orizaba; era ella la propietaria de la que es hoy la sucursal más famosa del actual Sanborns. En ese entonces, conocido como el callejón de Dolores, surge una leyenda, curiosa y probablemente increíble, pero leyenda al fin.
Cuenta la leyenda que una vez entraron dos hidalgos por los extremos de la calle; cada uno en su coche topándose frente a frente sin querer dar un paso atrás. Su nobleza, decían, estaba en peligro si acaso uno de los dos daba media vuelta y se retiraba. Lejos de lo que se pudiera pensar, no hubo enfrentamiento, aunque sí una increíble paciencia; se dice que fueron tres largos días los que estos hombres se mantuvieron firmes.
De acuerdo a la historia, por aviso del virrey de ese entonces, la autoridad tuvo que intervenir y hacer que ambos coches retrocedieran; uno salió por San Andrés y el otro por la Plazuela de Guardiola. ¿Hubieran continuado con su capricho de no haber sido retirados? Probablemente.
Foto de portada: Malcolm K.
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