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Javier Velasco, artista español, Cádiz, www.javiervelasco.eu.
Acercarse al mundo del arte puede parecer tarea fácil, pero que sea el propio Arte el que te envuelva y de sentido a tu vida, eso ya es un binomio que no siempre se da. Yo tuve la oportunidad de conseguirlo a través de mi experiencia en México y de mi contacto con un proyecto que creció de la mano de ARTPORT_making waves.
Hablar de ARTPORT_making waves, de México y por supuesto de “La Isla Hundida” sería injusto sin nombrar a su alma mater que es Anne-Marie Melster. Ella fue la que con su conciencia ecológica, su sentido de la responsabilidad y su profundo respeto por el mundo del arte y los artistas, me implicó en un bellísimo proyecto que creció y creció hasta convertirse en un bebé que ya tiene autonomía y vida propia.
Conseguir implicar a tanta gente de tantos lugares del mundo y poder llevar a cabo una experiencia artística, colectiva, educativa y sostenible fue para nosotros un reto que culminó en decenas de talleres en distintos lugares de México (Cancún, Puebla, Tlaxcala, México DF, Quintana Roo) y también en otros muchos lugares del mundo que se sumaron a nuestro esfuerzo por concienciar y ampliar la responsabilidad colectiva que tenemos para con nuestro planeta. Con una escasez de recursos, rayanos en la casi pobreza, nos acercamos a miles de niños de todo el planeta y conseguimos que pensaran y comprendieran un mensaje que ellos mismos enviaban a la sociedad a través de una acción tan simple como efectiva. Creaban, se preguntaban, se respondían para finalmente comprender que algo tenían que hacer por preservar este estado de conciencia que nos marcará para toda la vida y que como una huella imborrable se dejará ver en todas y cada una de las acciones que en un futuro les haga participar. Los niños fueron el vehículo perfecto para concienciar a los adultos y la prueba final estuvo en la muestra que se realizó en Miami en el Centro Cultural de España y donde participaron cientos de alumnos y jóvenes de distintos estratos y clases sociales con un único denominador común: salvar el planeta.
Quizás pequemos de útopicos, de ingenuos, o básicamente de ajenos a la maldad humana, pero, si aprendemos de los niños y de esa conciencia aún no torcida, veremos que el camino elegido es el correcto. En México no solo lo vivimos, sino que los resultados se hicieron palpables en la ingente cantidad de documentación, apoyos, afluencia de público y como no en la performance que aún sigue teniendo un largo recorrido por hacer.
Gracias a ARTPORT_making waves, Anne-Marie y a todos los que desinteresadamente creyeron en un proyecto que por desgracia, aún tiene muchas mentes a las que llegar.
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