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¿Cuál es la delgada línea entre el erotismo y la pornografía? ¿Es considerada la imagen usada para ilustrar este texto como pornográfica o como erótica?
En primer lugar habríamos de indagar el significado de ambas palabras. En las tres acepciones que da la RAE en su diccionario sobre la definición de «erotismo», nos damos cuenta que la palabra «amor» es una constante. En cambio, en el significado de «pornografía», la cosa cambia; en la primera acepción nos encontramos con la palabra «obsceno», en la segunda «literario» y «artístico», y en la tercera «prostitución». Si nos apegamos a los significados de ambas palabras, la línea sigue siendo delgada y la diferencia no tan clara; aunque por lo pronto, en ambos, nos encontramos con la palabra arte.
El tema es entonces controvertido. La relación entre lo erótico y lo pornográfico es clara, no así la separación entre una u otra descripción. Es cierto que podría parecer que en el día a día las dos definiciones son claras; que lo erótico nos lleva a lo bello y lo pornográfico a lo horrendo. Lo erótico nos podría acercar más al concepto artístico, y lo pornográfico a la prostitución del cuerpo (a verlo como simple objeto); sin embargo, en el plano de lo práctico, la línea entre lo erótico y lo pornográfico sigue sufriendo de un gran debate en la legislación de diversos países como el nuestro.
Sin embargo, y en un terreno un poco más definido, podría decirse que lo erótico ve más allá de lo que hace lo pornográfico; lo primero ve un todo mientras que lo segundo, al contrario, lo reduce (en este caso a un objeto, el objeto sexual). Lo erótico, en efecto, rompe la simple dualidad del cuerpo y la persona, no se detiene únicamente en lo sexual; en su lugar, con fineza provocativa, va más allá, trasciende a lo romántico e inclusive a lo espiritual.
Eso sí, el que lo erótico aluda a algo menos directo que lo pornográfico, no lo vuelve menos sensual; todo lo contrario, como sucede con la música, la literatura, la pintura y la escultura, donde se puede encontrar perfectamente lo erótico gracias a esa totalidad que trasciende. Se trata entonces de una celebración de la sexualidad que va más allá de los hombres y las mujeres.
Con la pornográfico, lo anterior no sucede. No sucede porque simplemente lo pornográfico no busca la interacción entre los individuos, sino mas bien un aislamiento de éstos. Es más, lo pornográfico establece los papeles de los hombres y las mujeres con el único objetivo de vender, de convertir al ser humano en un producto de consumo; se trata de la interacción de la cosa con la cosa y nada más, no de la mujer y del hombre.
El debate da para mucho más, inclusive metiendo a lo erótico como patología, así como ampliando lo pornorgáfico no sólo a lo sexual sino a lo cultural. Lo cierto es que no hay nada de malo en celebrar al cuerpo de los hombres y las mujeres, lo malo, por lo menos a mi entender, llega en el momento en el que a los dos se les convierte en objetos, cuando en realidad, son mucho más que eso.
¿Ustedes qué opinan?
¡Excelente post!
¡Gracias! 🙂