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Siddhartha: «Siempre me pone melancólico el minuto que acaba de pasar»

Texto e imágenes de Asfaltos.

De carácter sencillo y afable, a pocas horas de haber bajado del avión que lo trajo de Guadalajara al D.F. y en medio de una gira de medios que significa ponerle buena cara a todas y cada una de las preguntas que se le hacen, me senté a platicar con Siddhartha. Frente a frente, en la parte trasera de una camioneta, empezamos a platicar en medio del hipnótico tránsito.

El introspectivo

Músico producto de los planes siempre caprichosos del destino, Siddhartha se encontró de repente haciendo lo que hoy es su vida. La música, siempre presente en su vida, fue una constante aunque no una meta. En momentos definitivos, cuando dudaba entre estudiar diseño y biología, su camino se fue dando para empezar en el medio; fue entonces, como staff de Azul Violeta, que en un abrir y cerrar de ojos se encontró arriba de un escenario. Hoy es cantautor y productor; la música es su vida.

Declarado melancólico, pensando de vez en vez en ese «minuto que acaba de pasar», Siddhartha es un músico introspectivo que ha encontrado en la música un medio para sacar a través de ella todo lo positivo y negativo que le sucede, así como las cosas que piensa y que le gustan. «Supongo que es mi diario, mi confesionario. Pero bueno, supongo también que eso es contradictorio, porque eso se hace público [y] entonces mi parte introspectiva termina siendo vista por mucha gente.»

Cuando un músico hace público sus más íntimos pensamientos en la forma de una canción, al momento de llegar ésta al público, en cada cabeza, con cada historia, la canción se vuelve de cientos y miles que se la han apropiado también.

«Ha sido esa la sorpresa más grande que he recibido del proyecto. Muchos de los temas que de pronto la gente canta, son temas que yo compuse de hace mucho tiempo. Por ejemplo, uno de los temas que ahora más le gusta a la gente es El poema y la caja; esa canción yo la hice hace mucho tiempo, cuando ni siquiera tenía el proyecto en mi mente, era algo que yo había hecho para mí, y de pronto, esa sensación de que toda esa gente se comunique y conviva con un tema, pues no sé, hace que esto sea todavía más místico; [hace] que digas que todo sucede por algo.»

El vuelo del pez, nombre del recientemente estrenado tercer material del músico jalisciense, es un álbum completo, distinto en su concepción, y por lo tanto, diferente también como producto final.

El nacimiento de una canción

Si bien el disco lo disfruto de principio a fin, Ecos de miel es (al momento de escribir este texto) mi favorita. «Era un tema que estaba como una idea muy vaga del Náufrago. Cuando empecé a componer el Náugrafo creo que fue la segunda o tercer canción que empecé a palomear; empezaba con un teclado.» Originalmente llamada Tapalpa, Ecos de miel nació precisamente en Tapalpa, en medio de amigos y un campo lleno de flores. Como una de tantas imágenes que decide convertir en música, Siddhartha empezó a escuchar la melodía que es ahora parte del tema. «La empecé a escuchar en mi cabeza, entonces agarré mi celular y venía todo este primer verso que me gustaba mucho».

«Hablando de este disco, porque los otros han tenido procesos súper diferentes en cuanto a la composición, [en] este disco en particular casi todas las composiciones estuvieron hechas sin instrumentos. Lo primero que se me venía a la cabeza era una melodía con un ritmo, y a veces con una letra; me atrevo a decir que el 70% del disco lo compuse tarareando, guardando la idea, con un celular, como le estamos haciendo ahorita. De pronto me pasa en algunas canciones que escucho la canción [sic] ya completa en mi cabeza. Entonces ya estoy escuchando el beat, ya estoy escuchando la guitarra, ya estoy escuchando la melodia, ya estoy escuchando la letra. Ojalá siempre sucediera en un estudio para no tener que capturarlo de manera tan precaria».

A excepción de algunos temas realizados en colaboración, que surgieron de manera distinta, las canciones de El vuelo del pez pasaron por un proceso inicial similar. «Empiezo a tocar el beat box para tener una referencia del ritmo, luego empiezo a cantar la melodía que se me ocurrió, y si se me ocurrió una guitarra o un bajo, todo lo canto en el celuar. Ya una vez que llego a un lugar donde tengo las herramientas, entonces antes de que esta idea deje de ser fresca, la aterrizo un poquito.»

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Rescatar una canción considerada perdida

Nacidas muchas de sus creaciones a través de las imágenes, Siddhartha confiesa que todo lo representa de esa manera. «Cuando estoy escribiendo estoy tratando de describir lo que estoy viendo en mi cabeza, me gusta mucho esa sensación que decsribías de escuchar algo. Es la misma sensación que produce leer, por ejemplo. Llevar tu imaginación a un paisaje creado es lo mismo que produce soñar. La música te transporta a ciertas sensaciones, ¿no? Por ejemplo, la canción de Bacalar, cuando la hice, ni siquiera la hice en Bacalar, pero justo pensé en Bacalar [sic]; apareció la imagen de ese lugar.»

Esa misma relación con las imágenes le ha llevado a tener presencia con su música en varias películas. Nube, en El brindis; Control, en Bajo la sal; Los felices, en Te presento a Laura; y Mi castillo de blanca arena, como tributo para la exitosa serie de televisión chilena 31 Minutos. Una de las canciones de El vuelo del pez casi comparte ese destino.

«Me habían invitado a hacer una canción para una pelicula, que si no mal recuerdo CONACULTA, a base de un apoyo, iba a hacer no sé con quién. Entonces me invitaron a hacer esa canción, pero la verdad es que me gustó y no la quise mostrar e hice otra que se llamaba El corazón del cielo, que tampoco terminó siendo porque ya la película no se realizó, [así que] también me la terminé quedando. [La primera] sí sufrió una súper transformación así brutal, prácticamente no mantiene ni un poquito de lo que era originalmente, y ahora en este disco es Al anochecer. Fue una canción atropellada, como que desde un principio la canción no cuajaba, y no cuajaba, y no cuajaba. Tenía mucho tiempo trabajando en ella, y después de un año de tenerla en la cabeza y de estarle haciendo y quitando, el día que decidimos abandonarla, es decir de ya «esta rola no da más, vámonos», me quedé con un par de acordes de la canción, y pum, digamos que nada más nos sirvió como raíz para hacer la siguiente. [Al anochecer] no se parece en nada a la original, no le puedo llamar necesariamente una derivación, sino mas bien el punto de partida de una nueva canción

El eterno náufrago

Melancólico, introspectivo, y además náugfrago, así se considera Siddhartha que acepta por un momento, que quizá, pudo haber sido uno en alguna otra vida. Así lo reafirman las respuestas a un ejercicio en donde le pedí que se imaginara ser una caricatura, el personaje de una película, un objeto, un sitio en México y otro en la ciudad de México.

Si fuera una caricatura, sin dudarlo, sería Tom Sawyer: «Me gusta esa etapa de la vida en la que nada era tan importante, y me gusta ese paisaje que a través de la caricatura daban, en donde la vida se iba muy de la mano de la naturaleza, es decir, no había esto» (señalando el interior de la camioneta).

Si fuera un personaje de película, sería Chuck Noland de Náufrago dirigida por Robert Zemeckis: «No sé por qué siempre me ha apasionado ese tema del naugrafio, no sé si a lo mejor en alguna otra vida me llegó a suceder, pero el tema del náufrago yo lo tengo desde hace mucho en mi cabeza. El tema éste de estar en el mar, sólo y sobreviviendo, es algo que me apasiona. Cualquier película que se trate de eso, o de una fuga, me gusta.»

Si Siddhartha fuera un objeto elegiría ser un cometa; si fuera un lugar en México sería Tulum; y si fuera un lugar en la ciudad de México sería «un parque, no se qué parque, pero sería un parque».

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El Plaza y las primeras lecciones de El vuelo del pez

El 8 de febrero despega el El vuelo del pez. En un lugar como El Plaza, donde la última vez se presentó para abrirle un show a Jumbo, Siddhartha va dejando poco a poco los nervios y miedos para darle paso al entusiasmo y a la euforia.

«Va a estar chido, yo lo voy a disfrutar un montón. Lo hemos estado chambeando con mucho ánimo, entusiasmo, con mucha entrega. Creo que ha sido el show más esperado en mucho tiempo; habíamos tenido otros, pero como que no estábamos en el momento, por ejemplo, cuando salieron Náufrago y Why You? se fueron dando tocadas y de pronto esas tocadas te fueron a llevar a otro lado. Pero esta vez es la primera que desde el primer paso empezamos, no lo habíamos tenido en otro momento. Había sido más escalonado y ahora vamos directo al grano, así que las expectativas son que salga lo mejor posible y pasarla chingón».

Si bien es pronto para analizar los aprendizajes que El vuelo del pez le deja, al momento, desde la primera idea y a días de presentarlo por primera ocasión en vivo, Siddhartha apunta algunas lecciones.

«Una podría ser aprender a confiar un poco más en lo que hago, porque siempre estoy como dudando de cada paso que doy. No sé, el disco lo sigo oyendo y sigo teniendo todavía esa sensación de que no lo he asimilado del todo. Apenas creo que empecé a disfrutarlo, porque todo el tiempo fue concebirlo, crearlo, y todavía no lo escucho con oídos de público, por ponerlo de alguna manera. [Quiero] aprender a disfrutar un poco más del proceso sin ponerme tan aprehensivo. De pronto soy como demasiado aprehensivo con lo que estoy haciendo. Es muy pronto, creo que quiero hacer otro disco, y otro, mejor que los tres anteriores.»

A punto de bajar a su quinta entrevista del día, y después de cerca de veinte minutos platicando, Siddhartha me platicó un poco sobre lo que viene.

«Es raro, porque generalmente cuando tengo un proceso como el del disco que acaba de salir me doy un break, a nivel creativo, descanso algunos meses y así. No he tomado una guitarra, por ejemplo, para hacer ninguna canción ni nada, pero van, yo creo, que por lo menos unos cinco temas que sueño y que he tenido la suerte de levantarme y grabar; entonces ya tengo unas primeras maquetas».

Siddhartha inicia el tour de El vuelo del pez en El Plaza Condesa de la ciudad de México el sábado 8 de febrero. El costo de entrada es de $250.00, aunque a través de las tiendas Mix Up hay una promoción que consiste en comprar el boleto a $310.00 con el nuevo álbum como regalo.

 

 

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