Adolfo de la Huerta: el expresidente mexicano que vivió en la pobreza.
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Adolfo de la Huerta: el expresidente mexicano que vivió en la pobreza

Por Enrique Figueroa Anaya.

Desde hace ya algunos años, desde que tomó la presidencia de Uruguay, ha estado presente en varios medios la crónica del «presidente más pobre del mundo». José Mujica parece un personaje fuera de este mundo; un presidente que rompe con la imagen del presidente todo lleno de poder y de lujos. Parece una locura; en México, algo irreal.

Hurgando un poco en la historia reciente de México, la presidencia de Mujica sigue pareciendo de ciencia ficción; sin embargo, y si bien no propiamente dentro de sus funciones, encontramos algunos casos de personajes en el poder que se encontraron posterior a su «gloria», en la pobreza. Uno de ellos, con un mandato mas bien efímero, fue Felipe Adolfo de la Huerta Marcor.

Nacido en Guaymas, Sonora, el 26 de mayo de 1881, inició sus estudios en su ciudad natal para posteriormente viajar a Hermosillo, lugar en el que conocería a un joven profesor de nombre Plutarco Elías Calles. Quienes le conocieron en sus inicios dan cuenta de su voz privilegiada y su enorme talento al piano y al violín; no cabe duda de que su carrera como músico hubiese sido muy exitosa, de no haber sido por el torbellino revolucionario.

Llegó a la ciudad de México para estudiar en la Escuela Nacional Preparatoria donde perfeccionó sus estudios musicales, hasta el año de 1900, cuando su padre murió y por lo que tuvo que regresar a Guaymas. Trabajando en el Banco Nacional de México, formó parte del Partido Liberal Mexicano, y fue también partidario de Bernardo Reyes así como del club antirreleccionista de su ciudad.

Tras el triunfo de la revolución de Madero, fue elegido diputado de Sonora, donde fue también partidario del gobernador de Sonora, José María Maytorena. Amigo de Francisco I. Madero, viajó a la ciudad de México para informarle de los problemas relacionados a la pacificación de los yaquis, cuando de repente fue sorprendido por la decena trágica y sus terribles efectos.

Tras el golpe de Estado, se entrevistó con Venustiano Carranza quien le convenció de conseguir apoyos revolucionarios en Sonora. Con Carranza sería elegido oficial mayor de la Secretaría de Gobernación, así como encargado del Despacho; posterior a ello, en abril de 1916, fue nombrado gobernador provisional de Sonora, hasta 1917 cuando le llamó Carranza a la Oficialía Mayor de Gobernación.

Fue electo senador sonorense de 1918 a 1922, sin lograr terminar su periodo ya que ocupó el Consulado General de México en Nueva York. En 1919 regresó una vez más a Sonora con la intención de ser elegido como gobernador, sin lograrlo una vez por el llamado de Carranza que le solicitó hacerse cargo de la Secretaría de Gobernación; en esta ocasión de la Huerta desistió, lo que provocó la enemistad del presidente.

Tras una disputa comenzada por el decreto federal del uso nacional de las aguas del río Sonora, Adolfo de la Huerta rompió relaciones con el gobierno de Carranza en abril de 1920; del lado del gobernador rebelde se encontraba Álvaro Obregón, quien reconoció a de la Huerta. Carranza huiría de la ciudad de México hasta su asesinato en Tlaxcalantongo el 21 de mayo de 1920.

El 1 de junio fue nombrado presidente interino de la República Adolfo de la Huerta; la intención era que convocara nuevas elecciones. Uno de los hechos que marcaron su breve presidencia fue la capacidad de pacificación en el país. Tras dejar el poder a cargo de Álvaro Obregón el 1 de diciembre de 1920, de la Huerta quiso continuar su mandato como gobernador de Sonora; situación que le fue impedida, ahora, por el mismo Obregón quien le nombró Secretario de Hacienda.

Si bien como Secretario de Hacienda de la Huerta tuvo una buena gestión, una vez más fue víctima de conspiración cuando se le impugnaron errores en su administración que lo obligaron a quedar marginado de negociaciones de importancia entre Estados Unidos y México. Así, como parte de la lucha electoral de 1924 por la presidencia de México, de la Huerta rompió con Obregón.

Adolfo de la Huerta aceptó contender por la presidencia con ayuda del Partido Cooperativista; en oposición a Plutarco Elías Calles, y tras varios intentos de asesinato para marginarlo de la contienda, de la Huerta se trasladó a Veracruz el 7 de diciembre de 1923 a Veracruz. Ahí se levantó en armas y acusó a Obregón de no respetar el voto e imponer a su «compadre» Calles.

Sin embargo el movimiento revolucionario no prosperó, y una vez más derrotado, de la Huerta huyó a Estados Unidos para regresar al oficio de sus inicios: la música. Sin recursos económicos vivió en Los Ángeles, California, donde abrió una escuela de música. Algunos de sus alumnos fueron Antonio Aguilar y Enrique Caruso hijo.

Tras un largo y solitario exhilio, Adolfo regresó a México en 1935; en ese entonces el presidente Lázaro Cárdenas le nombró visitador general de Consulados Mexicanos en Estados Unidos, y bajo la presidencia de Manuel Ávila Camacho fue designado director general de Pensiones Civiles de Retiro. En 1952 ocupó, bajo la presidencia de Ruiz Cortines, una vez más la visitaduría de Consulados Mexicanos en Estados Unidos.

Sin gloria, y mas bien de manera modesta, el alguna vez presidente de México murió el 9 de julio de 1955. Fue enterrado en el Panteón Francés de San Joaquín, donde todavía descansa.

Bibliografía.-

Memorias de don Adolfo de la Huerta según su propio dictado, transcripción y comentarios del Lic. Roberto Guzmán Esparza, México, Ediciones Guzmán, 1957.

 

 

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