Desde hace un año su salud había empeorado; al día de hoy las cosas no mejoraban. Roberto Gómez Bolaños falleció hoy 28 de noviembre de 2014 tras meses de constante batalla en la que buscaba recuperación; hoy con su partida, con Gómez Bolaños no sólo se va el escritor y actor sino también los muchos personajes que creó.
Nacido en el seno de una familia muy humilde el 21 de febrero de 1929, Roberto Gómez Bolaños creció junto a sus dos hermanos Francisco y Horacio con el apoyo de su madre Elsa Bolaños Cacho; quien tras la muerte de su esposo -Francisco Gómez Linares- asumiría el cargo de los pequeños a quienes sacaría siempre adelante.
De acuerdo a crónicas del mismo Roberto, su padre solía actuar y disfrazarse a escondidas; y es que en aquellos años el trabajo de actor no era tan bien visto. Roberto, cuyo padre también fue un retratista, traía el arte en las venas.
Al momento de la muerte de Francisco, Roberto siempre recordó con cariño cómo su madre con todo el amor del mundo los mantuvo a él y a sus hermanos. Ese esfuerzo se vio recompensado con un pequeño edificio de condominios con locales comerciales y departamentos habitacionales; sin embargo, la tragedia una vez más se presentó y por falta de pagos el banco decomisó la propiedad. Eso sí, Roberto nunca olvidaría lo sensancional que sería su madre, quien los mantuvo siempre felices y alejados de la realidad con la que ella día a día vivía.
El que sería por siempre conocido por personajes tan entrañables como El chapulín colorado y El chavo del 8, se decantaría en un principio por la ingeniería eléctrica y mecánica que estudiaría parcialmente en la Universidad Autónoma de México; sin embargo, el camino lo llevaría por otros rumbos: el arte siempre sería una cosquilla presente en su vida.
A los 22 años de edad Roberto Gómez Bolaño trabajaría en la agencia de publicidad D’Arcy, lugar donde realizaría guiones y libretos de programas como Cómicos y canciones, y El estudio de Pedro Vargas, éxitos en su época. Fue tan bien visto el trabajo de Roberto, que llamó en su momento la atención de Mario Moreno «Cantinflas», quien elegiría sus guiones para un programa de nombre El estudio de Cantinflas, que se quedaría en el tintero.
En 1968, vía la Televisión Independiente de México, Roberto tendría su primera oportunidad en la pantalla chica. Dentro del programa Sábados de la fortuna, sus secuencias Los súper genios de la mesa cuadrada y El ciudadano Gómez, harían de inmediato que la atención sobre Roberto se alzara de manera tal que en 1970 finalmente conseguiría su propio programa de nombre Chespirito. El programa se transmitiría los lunes, de manera estelar, en punto de las 8 de la noche.
Sería en ese programa donde nacerían el Chómpiras, el Dr. Chapatín, el Chapulín Colorado, y el que sería a la fecha su más icónico personaje, el Chavo del Ocho. El éxito pronto llegaría y en 1972 nacerían dos programas estelares: El chavo del ocho y El chapulín colorado. Así, de manera accidental, la alguna vez letra «CH» quedó marcada como sello del autor. El «Shakesperito», nombrado así por Agustín P. Delgado que le reconocía como «un Shakespeare chiquito», daría vida al ya inmortal «Chespirito».
La brillante carrera de Roberto continuó en la década de los 80. Chespirito regresaría como programa con bloques de los personajes entrañables del autor, incluyendo al Chapulín y al Chavo, logrando nuevamente un éxito en aquellos años. Sería el paso del tiempo lo que afectaría a la continuidad del programa con la pérdida de varios de los elementos del elenco original de la serie, así como la renuncia de Gómez Bolaños a volver a interpretar al Chavo. El exitoso ciclo en televisión de Roberto Gómez Bolaños terminaría a mediados de los 90.
Si bien el paso de Roberto no se limitó a la televisión, sino que involucró también al cine, al teatro e inclusive a la política -apoyando en su momento y de forma abierta al presidente Vicenfe Fox Quesada-, Gómez Bolaños será siempre recordado por sus papeles en la televisión. Fue tan trascendente su trabajo que aún al día de hoy, sigue siendo un embajador de la televisión -sobre todo- al sur de nuestro continente, donde sus series impactaron a toda Latinoamérica.
El hombre sencillo que deja a una viuda Florinda Meza -compañera de mil batallas- y a sus hijo Roberto, Marcela, Paulina, Teresa y Graciela, se despide entre cientos de mensajes de quienes también, a su lado, crecieron con el Chapulín y el Chavo. ¡Hasta siempre, Roberto! En efecto ¡no contábamos con tu astucia!
Muy buen resumen