Por Enrique Ortiz.
Años antes de la llegada de los españoles al actual estado de Veracruz, en Tenochtitlán se vivían tiempos de temor y de inseguridad, principalmente por su gobernante Motecuhzoma Xocoyotl. El tlahtoani había tenido ya noticia de la llegada de personas barbadas y blancas que llegaron a la península de Yucatán y Tabasco en casas flotantes. Se trataba de las expediciones de Juan Grijalva en 1518.
Acorde a lo que nos dice la historia oficial, en un principio Motecuhzoma pensaba que la profecía del regreso de Quetzacóalt se estaba cumpliendo, sin embargo con el inicio de las hostilidades abandonó completamente ese pensamiento.
Adicionalmente a la profecía del regreso de Quetzalcóatl, en el Imperio Mexica empezaron a suceder extraños sucesos los cuales minaron la confianza del tlahtoani, quien antes de subir al trono fue Tlacochalcatl (hombre de la casa de dardos), la máxima autoridad de los ejércitos mexicas y alto sacerdote del estado. Debido a su formación, Motecuhzoma fue una persona sumamente religiosa y supersticiosa. Estos sucesos que profetizaban la destrucción de su gran Imperio fueron documentados por Fray Bernardino de Sahagún en el Códice Florentino y la Historia General de las Cosas de la Nueva España después de 1529.
Los extraordinarios presagios fueron los siguientes:
- El techo del teocalli de Hutizilopochtli una noche se prendió milagrosamente y se quemó. Los sacerdotes al ver este fenómeno llamaron a la población quienes echaban agua para sofocar las llamas, sin embargo se avivaban mas. Fue imposible apagar el incendio
- Cayó un rayo sobre el templo de Xiuhtecuhtli, la deidad del fuego, el cual estaba hecho de paja y llevaba el nombre de Tzumulco. Lo curioso fue que no cayó ni una gota de lluvia durante el evento.
- Cito a Sahagún sobre la aparición de un cometa: “…de día haciendo sol cayó un cometa, parecían tres estrellas jutnas que corrían a la par muy encendidas y llevaban grandes colas: partieron hacia el occidente y corrieron hacia el oriente, iban echando centellas de sí: de que la gente las vio comenzaron a dar grita y sonó grandísimo ruido en toda la comarca”.
- El cuarto presagio consistió en que el Lago de Texcoco se llenó de grandes olas. De acuerdo a los informantes de Sahagún: “parecía que hervía sin hacer aire ninguno”. Fue tan grande la magnitud de las olas que empezaron a invadir la ciudad e inundarla.
- Por la noche en las calles de Tenochtitlán se escuchaba una mujer que lloraba y gritaba “¡Oh hijos míos, ya nos perdimos!”. Los sacerdotes suponían que era la diosa Cihuacoatl que estaba de visita en la ciudad. Este es el origen de la famosa Llorona.
- Los cazadores de aves le llevaron a Motecuhzoma un espécimen que en medio de la cabeza llevaba un espejo redondo donde se reflejaba el cielo, las estrellas y extrañas personas que montaban venados gigantes. El Tlahtoani mandó llamar a sus adivinos para preguntarles el significado de la imagen, sin embargo antes de obtener una respuesta de ellos el ave había desaparecido. Obviamente el gobernante mandó finiquitar a sus adivinos que no pudieron responder sus interrogantes.
- Por último, empezaron a aparecer gran cantidad de personas con malformidades. Los informantes de Sahagún los definen como monstruos que aparecían y desaparecían.
Lo que sucedió posteriormente en el año de 1519 es palabra dicha. Queda espacio a la pregunta si estos presagios funestos no fueron invención de los conquistados para justificar su imprevisto final, o de los españoles para profetizar su victoria en tierras mexicanas.
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