Por Enrique Ortiz.
«…los pusieron en filas y los llevaron uno a uno a la pirámide donde los iban a sacrificar: Fueron delante los españoles y en seguida van en pos de ellos todos los de los pueblos aliados de ellos…. Luego ensartaron en picas las cabezas de los españoles; también ensartaron las cabezas de los caballos. Pusieron estas abajo y sobre ellas las cabezas de los españoles.»
Historia general de las cosas de la Nueva España, Bernardino de Sahagún.
Corría el 30 de junio de 1521, la ciudad de Tenochtitlán y la de Xaltilolco llevaban sitiadas ya casi por 30 días sin abasto de alimentos ni agua potable. El centro de Tenochtitlán había ya caído en manos de la tropa de Cortés, por lo tanto el Huey Tlahtoani Cuauhtemoctzin había ubicado su cuartel general en Yacacolco (actualmente en la iglesia de Santa Ana).
Este 30 de junio había sido la fecha elegida por los diferentes capitanes de Cortés para atacar a Xaltilolco desde 3 diferentes direcciones. Hernandillo pensaba que no era una excelente idea debido a que desconocía la compacta pero rica ciudad de Xaltilolco, sin embargo Olid, Alvarado y Tapia sostenían que era la oportunidad para terminar con el sitio y subyugar a los mexicas. Por lo tanto se llevó a cabo el ataque. Una columna saldría de calz. de Ixtapalapa y se dividiría en tres dirigiéndose al norte, al mismo tiempo otra columna saldría de la calz. de Tlacopan (Tacuba).
El ataque avanzó lento, ya que las acequias y avenidas de Xaltilolco eran más angostas y no tenían la división cuadrangular que poseía Tenochtitlán, aparte de que previamente se habían fortificado. Al entrar las tropas de Cortés a Xaltilolco sufrieron una fuerte contraofensiva, lo que causó que las columnas se detuvieran. Pero lo realmente grave fue que a espaldas de los castellanos y sus aliados los mexicas habían quitado los puentes y el cascajo que cubría un canal de por lo menos doce paso de ancho y más de 2 metros de profundidad. Cortés de inmediato se dio cuenta que gran parte de sus tropas estaban aisladas entre los mexicas y este foso. El capitán de esta columna que llevaba por apellido Alderete pidió que se hiciera una retirada en orden, pero cuando las tropas se enteraron que estaban con un foso a sus espaldas la acción se transformó en una desbandada general.
La presión mexica continuaba incrementando por tierra, como por agua con la llegada de canoas por el canal que impedía a los castellanos salir de la ciudad. El mismo Cortés estaba a punto de ser capturado por los tenochcas cuando un integrante de su séquito llamado Cristóbal de Olea (natural de Medina del Campo) lo salvó a costa de su propia vida (murió durante la acción). Durante esa tarde, se capturaron a más de 50 castellanos destinados a los sacrificios en los templos mexicas;, sus aliados indígenas perdieron alrededor de 2,000 elementos ahogados en los canales o por la constante lluvia de piedras y flechas arrojadas desde las azoteas de la ciudad. Entre los castellanos muertos y capturados se encontraba Cristóbal Guzmán, chambelán de Cortés que había estado con él durante toda la expedición. Un cañon y un bergantín también se perdieron. Durante varias noches se escucharon los tambores de los adoratorios que precedían los gritos de los castellanos cuando eran subidos a rastras hasta sus cimas para ser sacrificados.
Las consecuencias se sintieron a los pocos días en los campamentos castellanos, ya que todos los aliados los abandonaron a excepción de un grupo de –tlaxcaltecas-huexotzingas y la tropa de Tezcuco comandada por su Tlahtoani Ixtlixochitl. Durante 4 días los invasores no atacaron la ciudad de Tenochtitlán ni la de Xaltilolco. En ese lapso de tiempo Cuauhtemoc envió mensajeros a diferentes poblaciones mostrando las cabezas decapitadas de los castellanos tratando de conseguir apoyo a su causa.
Tristemente los mexicas no decidieron salir del islote para atacar a las menguadas tropas castellanas, sino que se mantuvieron a la defensiva. La última gran oportunidad de victoria total se les había escapado ya que una semana después Cortés y su gran trabajo diplomático dio frutos convenciendo a los caciques de otras poblaciones que su victoria sobre los mexicas solo era cuestión de tiempo.
Visita el lugar donde se llevaron a cabo estos acontecimientos, la zona Arqueológica de Tlatelolco.
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