Fotos y texto por Enrique Ortiz.
En nuestro país (de acuerdo al INAH) existen más de 10,000 sitios arqueológicos, por lo que el presupuesto no alcanza para dar mantenimiento y vigilancia a todos los espacios. Sin embargo esta respuesta de la misma institución no justifica que parte del patrimonio nacional se encuentre grafiteado o dañado como sucede en la pequeña pero interesante zona arqueológica de Santa Cruz Acaplxica, en la Delegación Xochimilco. Este pueblo recibió en tiempos prehispánicos el nombre de Atenco “a la orilla del agua”. Posteriormente recibió el nombre de Acapilxca que significa “vigilantes de canoas” o “lugar donde se guardan las canoas”. Santa Cruz fue agregado posteriormente en la época colonial.
Esta zona tristemente es desconocida para casi todos los habitantes de la Ciudad de México, y tal vez ésta sea la razón por la que el INAH la tenga tan descuidada. Lo más representativo de ella son sus 13 petrograbados, los cuales se encuentran en las faldas del cerro de Cuilama (la vieja del bosque). Los grabados llaman la atención por su cuidada elaboración, y nos hablan principalmente de los movimientos de los astros, de fechas calendáricas y figuras relacionadas con el culto a Ehecatl y a la fertilidad. Destaca la figura de Nahui Ollín que hace alusión al quinto sol, época actual según la tradición nahua; Ce Cipactli (uno cocodrilo) el cual representa el primer día del calendario solar mesoamericano, la mariposa de fuego o Itzpapalotl, símbolo relacionado a la guerra y a los sacrificios; el ocelotl (felino) representativo de la guerra y el décimo cuarto día del calendario solar entre otros.
Estos petrograbados fueron realizados entre los años de 1450 y 1521, sin embargo el asentamiento de Cuilama fue fundado en el año de 1265 por su caudillo Acatonalli. Este personaje fue unos de los caudillos que guiaron a la primera tribu nahuatlaca que procedía de Aztlán. Posteriormente llegarían las otras seis tribus entre las cuales destacaban los chalcas, los mexicas y los tepanecas. Es preciso comentar que en esta área existe evidencia de asentamientos humanos desde el preclásico (influencia de Cuicuilco, Copilco, Tlatilco), el clásico (Teotihuacan), el epiclásico (Tula), y como lo comentamos también, en el postclásico (xochimilca, mexica). Dice una leyenda que las primeras chinampas fueron realizadas por los xochimilcas que las construyeron debido a la escasez de alimentos que había en la zona. Esta práctica agrícola permitió a los xochimilcas una expansión continua por la ribera sur del lago de Xochimilco llegando a habitar la isla de Cuiltahuac (Tlahuac) y la región de Mixquic.
Al sitio le falta mucho trabajo, aunque se tiene evidencia de la existencia de una calzada prehispánica que corría del poniente al oriente hacia la cima del cerro donde seguramente se encontraba un área ceremonial llena de templos. También se tienen registrados habitaciones sacerdotales o de palacios con una extensión aproximada de 350 metros cuadrados. Estas áreas se encuentran enterradas o son poco visibles para los visitantes.
Si los petrograbados no son suficiente motivo para subir el cerro de Cuilama de 50 metros de altura (sobre la zona chinampera), lo que convencerá a los visitantes de realizar la subida será la espléndida vista desde su cima donde se pueden apreciar los embarcaderos de Xochimilco, los canales y su zona chinampera. Cerca de las faldas del cerro de Cuilama también se encuentra el Museo Arqueológico de Xochimilco.
Cómo llegar
El sitio se localiza en Xochimilco, y se llega por Av. México hasta el poblado de Santa Cruz Acapilxca, vuelta a la derecha por la calle 2 de abril. Al final de esta calle se ve el cerro Cuilama, se da vuelta a la izquierda sobre Prolongación 2 de abril, y a unos cuantos metros está la escalinata de acceso a los petroglifos. El Museo Arqueológico de Xochimilco se encuentra en Av. Tenochtitlan esq. con La Planta S/N, pueblo de Santa Cruz Acalpixca. Martes a Domingo de 10:00 a 17:00 horas.
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