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Si se analizara la universalidad de los Derechos Humanos a nivel internacional se generaría un debate en cualquier lugar mundo; de la teoría a la práctica ha existido una brecha, que en vez de cerrarse, pareciera extenderse al paso del tiempo. Teniendo lista en mano, caminando por la calle e incluso al compararla con nuestra propia vida, varios derechos ahí establecidos nos parecerían ajenos; no tendrían reflejo en nuestra realidad.
En México, conocemos la situación, basta preguntar a un amigo de Monterrey o a algún conocido del sur del país. La violencia e inseguridad ha marcado muchas vidas alejándolas de su derecho a la paz. No se trata de traer a colación un panorama negativo de nuestro día a día, sino de atrevernos a cuestionar sobre el avance de la humanidad y el aprendizaje de los errores impregnados en las páginas de la historia.
¿A dónde nos dirigimos? Hace 63 años en París, la Asamblea General de la ONU aprobó la resolución de la Declaración de los Derechos Humanos, en esa misma época México atravesaba por diferentes momentos en guía del presidente Miguel Alemán Valdés. En ese periodo se inicia la construcción de Ciudad Universitaria y se otorga el voto a la mujer en elecciones municipales. 1948 es el año de dos importantes acontecimientos, el primero respecto a la educación y el segundo un verdadero ejemplo de la búsqueda de igualdad entre seres humanos.
Seguirá pasando el tiempo y la lucha por los derechos humanos será permanente, tanto para ejercerlos como conservarlos. Los defensores, en la actualidad a nivel internacional y por supuesto en nuestro país han dado un ejemplo y puesto en peligro su vida por hacer valer cada uno de los derechos humanos. Es necesario recodificar el tejido social para hacer frente a las eventualidades que pretendan alejarnos de ellos y evitar caer en el extremo, en su total ausencia…
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