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Por Genaro Grajeda.
Sin duda la nota de la semana y quizá del mes, al menos en el mundo de la Astronomía, es la oficialización del descubrimiento de un planeta en la zona habitable del sistema Kepler 22. Pero, no saltemos conclusiones, de ahí a que pueda ser un planeta habitable es una historia completamente distinta.
Primero, hay que describir el término más importante de esta nota: Zona Habitable. La Zona Habitable de una estrella es aquella en donde un planeta de proporciones terrestres podría albergar agua líquida y condiciones propicias para vida con base de carbono. Dicha Zona Habitable cambia dependiendo del brillo, calor y espectro de cada respectiva estrella; es por eso que nos interesamos por estrellas similares a nuestro Sol. Finalmente, para que sea un planeta con condiciones para la vida necesita tener una atmósfera adecuada. Venus y Marte se encuentran en la Zona Habitable del Sol, sin embargo, dadas sus condiciones atmosféricas (una muy densa y la otra muy ligera) ninguno de los planetas alberga vida actualmente.
Ahora que sabemos que es la Zona Habitable, hay que tratar de averiguar qué tipo de planeta es. Sabemos que Kepler 22-b tiene aproximadamente 2.4 veces el radio Terrestre, algo así como medio Neptuno. Su composición es extremadamente importante para definir si el planeta es gaseoso o terrestre. Aquí, la moneda esta al aire por los siguientes años, hasta que la misión James Webb sea lanzada y podamos ver el espectro de elementos de cada planeta. Los científicos de la misión Kepler creen que el planeta podría ser un “Neptuno tibio” y tendría aproximadamente 35 veces la masa de la Tierra. En el mejor escenario, Kepler 22-b tendría 10 veces la masa terrestre y sería un planeta rocoso.
Los medios han dado mucha pompa y circunstancia a este descubrimiento, pero no se han dedicado a aprender más sobre este importante tema de investigación. Además de los tres planetas rocosos de nuestro Sistema Solar, existen otros siete planetas detectados en la Zona Habitable de sus estrellas, entre ellas, los famosos Gliese 581 g y d que han sonado también, porque posiblemente son planetas rocosos. Hay que mencionar que, la nota fue importante por parte de NASA, puesto que es el primer planeta confirmado en la Zona Habitable por la misión Kepler, sin embargo no es el único. Kepler tiene al menos otros 54 planetas candidatos en la zona habitable y al menos 6 de ellos podrían ser rocosos. Además otras 30 lunas podrían tener condiciones para albergar vida. Científicos extrapolan que con estos números, existe la posibilidad de que haya al menos 500 millones de planetas en la zona habitable de nuestra Vía Láctea y de ellos por lo menos un 10% de condiciones terrestres.
No hay poder humano que pueda minimizar la importancia de ese descubrimiento, seguro es un planeta que podría darnos interesantes sorpresas en el futuro, candidato a que SETI, organización que busca vida extraterrestre, voltee sus radiotelescopios y busque escuchar alguna señal de vida en ese planeta. Pero lo importante, es nuestro interés en continuar buscando la respuesta a la pregunta más importante que se ha formulado a lo largo de la historia:
¿Estamos solos en este universo?
Y yo creo, que esa respuesta la tendremos sin duda antes de que termine este siglo.
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