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Entristecidos aún por la muerte reciente de Julio Scherer García -exdirector de Exélsior y fundador de Proceso- pero sobre todo reportero, me acordé de un mural que volví a ver hace pocos días en Palacio de Bellas Artes. Encargado a David Alfaro Siqueiros en 1944, el mural Nueva democracia fue inaugurado un 20 de noviembre, Día de la Revolución Mexicana.
Con la victoria aliada sobre el eje Berlín-Roma-Tokio, Siqueiros decidió en 1945 añadir dos tableros que terminarían formando el tríptico que conocemos como Nueva democracia; ambos añadidos llevan por nombre Víctimas de la guerra y Víctimas del fascismo.
Originalmente el mural se iba a llamar México por la democracia y la independencia, cosa que no sucedió por el ambiente político global del que no era para nada ajeno Siqueiros.
En el panel central del conjunto encontramos una representación alegórica de la libertad: una mujer encadenada con el torso desnudo y los brazos extendidos que lleva una flor en la mano izquierda y una antorcha en la derecha. La cabeza la lleva coronada por un gorro frigio.
A nivel artístico el trabajo de Siqueiros brilló por otorgar al espectador una experiencia en la que no se tenía un punto de vista estático, sino mas bien uno móvil. Se intentó llamar por esta característica a Siqueiros un representante del futurismo italiano en nuestro país; pero también se le llegó a conocer como uno de los más grandes expresionistas mexicanos.
El mural se puede apreciar al interior del Palacio de Bellas Artes. Visita obligada.
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