Por Asfaltos.
Nacido en Madrid, España, el cantautor que presento hoy en mi Martes asfaltoso lleva por nombre Ismael Serrano Morón. Perteneciente a la generación de músicos de los años noventa, Ismael destacó por ser un compositor que tocaba temas como el amor y el desamor. Entre sus influencias, evidentes, destacan Serrat, Joaquín Sabina y Silvio Rodríguez.
Viajamos hoy a uno de los sitios emblemáticos de la capital mexicana. Nombrada así en homenaje a Giuseppe «Peppino» Garibaldi, la Plaza Garibaldi llevó varios nombres antes del que hoy le conocemos. En tiempos coloniales se le conoció como la Plazuela de Jardín y también como El Baratillo -por ser sede de un tianguis donde se comercializaba usado-. Su nombre actual lo recibió en el primer centenario de la consumación de la Independencia de México; fue nombrada Garibaldi en alusión a José «Peppino» Garibaldi, nieto de Giuseppe Garibaldi y combatiente en las filas de Francisco I. Madero en Chihuahua, durante la Revolución Mexicana.
Por muchos años abandonada, la Plaza Garibaldi tuvo un saneamiento en los últimos años; aunque con alguna medida -siento yo necesaria- que no fue del agrado de muchos. La «Catedral del Mariachi», como también es conocida, es hoy un lugar más limpio y seguro. Eso sí, si bien la prohibición de la venta de alcohol en la vía pública trajo sus beneficios, hay que decir que también significó un duro golpe a muchos de los que de aquella tradición «de la bebedera» vivían.
Como sea, Ismael Serrano nos evoca el colorido de una plaza imperdible en la capital mexicana. En «Plaza Garibaldi» el cantautor español nos pinta un paisaje en el que «la niña más fresa de Madrid» enamora a un mariachi que no cree en su suerte. Además de la anécdota, brillan menciones a un «Insurgentes sin taxis», a un «Amado Carrillo Fuentes [que] sigue vivo», y un «beso en el vocho», entre otras.
¡Buen martes, banda!
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