Texto por Asfaltos.
Fotos por Blanca Cruz.
Llegó el sábado 16 de mayo; la fecha se cumplía. Era tiempo de la edición 5 del Festival Marvin y ahí estuvo Reconoce MX para traer todos los pormenores; o por lo menos, los que pudiéramos cubrir. Ocho escenarios entre la Condesa y la Roma Sur fueron un reto que por tercera ocasión consecutiva tomamos. ¡Mucha música en uno de nuestros festivales favoritos!
La jornada era joven, y por ello, empezamos en el escenario donde el rango de edad fue menor. Me refiero al Escenario Doritos, montado en el Parque España. ¡Juventud «everywhere»! Morros en su mayoría menores a 18 años -y muchas familias con niños incluidos- no desaprovecharon la oportunidad de ser parte de la apertura del festival a cargo de Little Jesus.
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Qué les puedo decir de Little Jesus. La banda que dio un salto tremendo en parte por su presencia en este festival hace dos ediciones, regresó al #Marvin15 como una especie de agradecimiento. En prueba de sonido previa sonaron algunos acordes de sus canciones conocidas y el ánimo ya se palpaba. Dieron las 13:12 horas y el concierto empezó. ¡El Festival Marvin había comenzado!
Con «Cruel» como una de las primeras canción en su set, los originarios del sur de ciudad de México abrieron su participación vestidos todos de blanco en un escenario que se llenó absolutamente. Con un público entregado que no dejó de mover piernas, cabezas y brazos; con un público que coreó y aplaudió emocionado; sonaron «Cretino» (dedicada al director técnico Tomás Boy), «Sube y baja», «Químicos», «Norte» (con la presencia de Elsa Carvajal), «Jóvenes» (mi favorita y seguramente su mejor interpretación en la tarde por energética), «Pesadilla» (en la que al coro de «La tierra está temblando y no, no puedes escaparte» los presentes saltaron e hicieron vibrar el suelo mismo), «Color», «Berlin» y desde luego «Azul». Tremendo.
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«En otro escenario, en el Tara Roma un poco después de las 14:00 horas, se presentaron los chicos de Astros de Mendoza; uno de los pocos dúos capaces de hacer bailar a cada alma presente. Alan Olivas y Dieguito Huidobro nos hicieron cantar éxitos de artistas como Maroon 5, Robbie Williams y presentaron también temas hechos por ellos mismos como ‘La cumbia de Polanco’ y ‘Sr. Sayamin’.» (Alicia Ávila)
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Había terminado de tocar Little Jesus y di la primera corrida de la jornada. Me lancé al Caradura porque no iba a perderme por nada del mundo a Vanessa Zamora. En un Caradura medio vacío (definitivamente por la hora -recién había empezado el festival.), llegué justo cuando la tijuanense empezaba a interpretar «Correr»; a la mitad de su presentación. Contundente, acompañada de tres músicos en batería, guitarra y bajo, Vanessa sonó absolutamente bien. Alternando sus canciones con una breve descripción del origen de lo que nos interpretaba. Tocando canciones como «Te quiero olvidar», «Este final», «Para siempre» y con la que cerró, «Fantasía», me di cuenta de que en efecto Vanessa suena increíblemente mejor en su versión en vivo.
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«Avanzada la tarde, en el Salón Pata Negra, llegó el momento de The Guadaloops, quienes hicieron su aparición con su género hip-Hop/neo-mexican; sin duda una de las mejores presentaciones del festival y uno de los mejores recibimientos por parte del público.» (Alicia Ávila)
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Una vez terminó Vanessa volví a correr de vuelta al Parque España para ver a los chavos de Pumcayó. Aunque el público era significativamente menor al que había visto a Little Jesus, el ánimo no decayó del todo. Una constante en el Escenario Doritos fue ver a niños curiosos con esa mirada entre sorpresa y alegría, disfrutando con su familia de la música gratuita dispuesta por el Festival Marvin. No olvido la tremenda emoción de verles sus caras con la mirada atenta; así como tampoco olvido a una joven en situación de calle que se dejó ir con la música (y sin pena, la vivió como muchos otros más), así como a un trío de morros que con botella de alcohol animaron su música al ritmo de «Caldo de navayas» de los tapatíos mágicos y atmosféricos. En el Parque España no fue más acertado afirmar que la música sí es para todos. La música de Pumcayó retumbó con canciones como «San Gregorio», «Avalancha» e «Indio».
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Acabó Pumcayó y los truenos se hicieron escuchar. El cielo había estado nublado y era casi seguro que la lluvia se haría presente. Con Carolina Camacho desde República Dominicana tronó el cielo y el agua cayó. Si bien no muy fuerte como en otras zonas de la ciudad ese mismo día, a ritmo de percusiones y la muy cadenciosa música de Camacho el agua se sintió pero el público aguantó. A pesar de no ser un proyecto conocida en nuestro país, la sensualidad, cadencia y talento de Carolina y sus músicos acompañantes embelesaron a quienes estoicos aguantaron el agua.
«Otras de las grandes bandas que pudimos presenciar dentro del Marvin, fueron Quiero Club y Los Infierno; bandas que tienen ya una gran trayectoria dentro y fuera de México. Las dos agrupaciones se presentaron en Cantina Covadonga mientras comenzaba el atardecer. Quiero Club recordó temas como ‘No Coke’, los cuales fueron bailados por todos sus fans. Los Infierno hicieron volar la pista y todo el tiempo que duró su presentación no hubo nadie que no estuviera coreando alguna de sus canciones. Fue una ola de rock bastante efusiva mientras la banda estuvo en el escenario; tienen una manera muy ‘suya’ llena de energía, de hacer cantar y bailar a la gente que pueda llegar a verlos hasta por primera vez.» (Alicia Ávila)
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Todavía en el Parque España me quedé para ver a Rodrigo Robles. Como se lo dije a él una vez acabó su show, no sé si el escucharle tantas veces y que me agrade su música nublen mi «objetividad», pero su participación, con toda la energía que le imprime, acompañado de un grupazo llamado Pino Banks y con lo que quedaba de lluvia; nos hicieron vivir a los presentes una de las tocadas más emotivas del día. Llámenme cursi, pero Robles logró humedecerme los ojos con sus canciones; las nuevas y las viejas. Espectaculares «Tu espantoso ron» y la increíble «Dos amantes».
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Ya más tranquilo, con la lluvia apaciguada, regresé al Caradura.
Con ritmos rockeros y electrónicos, Jack and the Ripper tocó en un Caradura con los ánimos altos tras la tocada de Juan Cirerol. Las emociones no bajaron. Contundentes, con mucha energía, Jack and The Ripper cumplió con la consigna. Con canciones en inglés, los músicos prendieron con su propuesta alocada que aunque invitaba a beber, fumar, inyectarse, ingerir o algo para entrar en mood, en realidad todo ello era innecesario. Su música hipnotizó por sí misma.
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Ahora ya atrincherado en el Caradura, a ya unas horas de terminar la jornada, tocó el turno de El Hombre Misterioso. El proyecto de Perú visitó nuestro país para emocionarnos con su rock con sabor a clásico. Funcionó. La propuesta es electrizante. El Caradura, menos lleno, no dejó fuera la energía. Los presentes movían cabezas y pies. La música de los veteranos peruanos nos dejó con ganas de descubrirles más. Particularmente me fascinó «80 veces 80», tremenda y actual melodía para tiempos difíciles.
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Una de las citas en el Festival Marvin que más esperé fue con Presidente. El proyecto colaborativo entre Priscila de Quiero Club y Quique de Café Tacvba era de los proyectos que varios deseábamos ver. En entrevista previa a su participación ambos me contaron que Presidente sucedería cuando ambas agendas coincidieran, así como que evidentemente este proyecto no era prioridad por encima de Quiero Club y Café Tacvba; por lo que perderse alguna presentación de Presidente puede significar el no verles en vivo nunca más. Hubo sorpresas y emociones altas. Algunas canciones que sonaron fueron un cover a «Mad World» de Tears for Fears, «Tapiz» que fue tremendamente emocionante, y «Avenidas» tampoco se quedó atrás que enchinando la piel.
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La noche, por lo menos para Reconoce MX, se terminó con ElViaje. Desde Mérida, el proyecto que destaqué como uno de mis cinco favoritos de 2012, cumplieron con creces. Con guitarras electrizantes, toda la vibra y la fortuna de contar con un Caradura ya totalmente enfiestado, el show de los peninsulares fue fascinante. No defraudaron en ningún momento y escuchar «8Mil» en vivo fue la mejor forma de terminar nuestra #CoberturaRCMX del Festival Marvin.
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Agotado, pero feliz de haber disfrutado del #Marvin15, caminé como otros, bajo un nuevo brote de lluvia, entre luces de carros y con el olor a pavimento mojado; pero feliz, pleno. El Marvin cumplió un año más; y el siguiente año con certeza esperaremos su sexta edición.
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