‘Invocación’, de Maifersoni

Por Asfaltos.

Aún recuerdo con cariño la forma en la que me emocionaba la música de chico. Si bien, ahora cercano a los 30 el sentimiento viene siendo similar, había algo en aquellos primeros años donde todo me era nuevo. Evoco, con cariño, un juguete muy querido: el My First Sony. Grabadora y reproductora de sonidos, My First Sony fungió como instrumento de mis primeras «producciones de radio».

Quizá en la misma línea nostálgica le pasó algo similar al chileno Enrique Elgueta, quien curiosamente, también ronda por los 30. Del My First Sony el nombre de su proyecto como solista: Maifersoni. Tras romper con su banda y empezar una aventura como solista, Enrique tomó el nombre que desechara su anterior proyecto musical. Había nacido Maifersoni, y con él tras meses de trabajo, el álbum debut: «Telar deslizante» (2010).

El «Telar deslizante» es un viaje alucinante por atmósferas que deambulan entre lo acústico, lo ruidoso y lo psicodélico. Maifersoni se distinguió por experimentar con el sonido, por ponerlo a prueba, por juguetear como si evocara aquellos primeros años en los que como niños simplemente nos atrevemos.

Ahora, con cinco años de separación, Maifersoni presentó hace unos meses su más reciente material titulado «Maiferland (acto de amor)» (2015); mismo que no defrauda en eso que tanto nos gustó del músico chileno. Se trata de un viaje por las melodías para el que sólo basta levantar los brazos y dejarse llevar. Las atmósferas, perfectamente captadas por el chileno, son parte de una experiencia que se vuelve frenética.

Acogido ahora por Quemasucabeza -que qué bárbaros, ¡qué buenos son seleccionando su catálogo!-, es probable que el «Maiferland (acto de amor)» aparezca en los listados de lo mejor hacia finales de año. Los adelantos «Partners», «Las flores más hermosas se marchitan», «Andina», y la que les presento hoy, son parte de esa magia musical. 12 canciones son suficientes para un viaje entre lo acústico y electrónico.

Yo les dejo con «Invocación», el más reciente sencillo de Maifersoni; una elegante melodía cuyos elementos se perciben perfectamente curados para lo que resulta un auténtico dulce sonoro.

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