#GIFF2015 Día 3: No es sólo un festival de cine

Texto y fotos de Uriel Delgado.

Algo de lo que más nos gusta de GIFF es que, a pesar de ser un festival de cine, nos está recordando todo el tiempo que esto no es sólo un festival de cine. Conferencias, talleres, presentaciones y demás eventos que reflejan en su pluralidad lo que es precisamente el cine, una mezcla de experiencias que provocan sensaciones en sus espectadores.

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Con eso en mente, iniciamos nuestro tercer día en el que precisamente esa otra cara se haría presente. La cita fue en la Casa del Mayorazgo de la Canal para la presentación editorial de «Cuatro sexenios y un cine dorado», de Andrés Barradas Gurruchaga. Con una premisa muy clara, «analizar cómo se relaciona la época dorada del cine mexicano con los cuatro sexenios durante la que se desarrolló», el autor nos recordó precisamente que el cine no sólo es cine, sino todo lo que lo envuelve y lo que se genera a partir de él.

Con un análisis detallado de los factores políticos, sociales y económicos que favorecieron el surgimiento de esta maravillosa época para el cine mexicano, conocimos las condiciones existentes en dicho momento para que ésta surgiera y por qué a más de 60 años de su declive no se ha podido dar algo similar. A través de una reflexión en torno a los modelos de distribución actuales, Barradas comentó en la presentación cómo no sólo se tiene que hacer más cine, sino que tenemos que ver más cine mexicano: “No tenemos que ir a ver cine mexicano como un favor. No se trata de ayudarle a alguien ni ir sin estar convencidos. El cine mexicano va a crecer si todos, desde los espectadores, queremos que crezca”.

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La segunda conferencia del día era la encargada de presentar a los ganadores de la residencia MexiCannes, el proyecto que por ocho años consecutivos ha llevado GIFF junto con Cinéfondation, creado por el Festival de Cine de Cannes, en el que directores seleccionados por el festival francés son enviados a una residencia a París y posteriormente algunos de ellos son seleccionados para venir a Guanajuato a realizar una residencia de verano. Entre los cineastas seleccionados para esta edición encontramos una variedad muy grande de nacionalidades, culturas e ideas, pero en todos resalta la voluntad para dejar de lado esas diferencias y abrazar la diversidad de visiones que esta experiencia les está dando.

Los seleccionados este año fueron Gabor Reisz de Hungría, Serhat Karaaslan de Turquía, Khadar Ahmed nacido en Somalia pero radicado en Finlandia desde los 16 años, Neto Villalobos de Costa Rica, Hannaleena Hauru de Finlandia y Rhuty Pribar de Israel, quienes compartieron lo que esta experiencia está significando para ellos y cómo este tipo de oportunidades no son sólo una herramienta para perfeccionar su obra sino una ventana para ideas y expresiones artísticas que jamás habrían conocido si no hubieran salido de su país de origen.

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A pesar de ser un día bastante ajetreado, lo mejor vendría en la noche con la función especial de “Cine entre muertos” realizada en el Panteón Municipal. Con la proyección de «Bound to vengeance» del mexicano José Manuel Cravioto, el marco no podía haber sido mejor para una historia llena de sangre y violencia extrema que en todo momento tuvo a la audiencia preocupada por su propia seguridad. Presentando la historia de una joven que había sido encerrada en un sótano por un depredador sexual, todo se vuelve una vorágine del más puro gore cuando logra escapar y en lugar de huir y correr a la estación de policía más cercana, decide vengarse de su captor de la forma más sangrienta y cruel posible. Pese a no ser una premisa muy difícil, Cravioto aprovecha las libertades del género para presentar una entretenida masacre visual en la que el sexo que siempre había sufrido en este tipo de películas finalmente logra su tan esperada venganza. Sumándole a eso la atmósfera única que se vivía por estar en medio de tumbas y ruidos misteriosos, todos salimos con el dilema de si queríamos irnos inmediatamente o regresar en cada oportunidad.

Definitivamente el cine no sólo es cine, pero en cuanto éste es el eje rector en un festival, las sorpresas que te vas encontrando son muchas y muy buenas todas ellas. Es difícil creer que apenas vamos en el tercer día, pero sí, no podemos esperar al cuarto.