#GIFF2015 Día 7: Cosas increíbles han pasado

Texto de Uriel Delgado.
Fotos de Blanca Cruz.

Es muy difícil festejar algo cuando se vive en un país que hace mucho que está sufriendo. Dentro de este mismo contexto, el concepto de un festival podría parecer una distracción o una alternativa para esa pesada realidad que cargamos sobre nuestros hombros día tras día. Sin embargo, lo que en realidad debería de pasar es que precisamente esos festivales no se vean a sí mismos como distracciones sino como atracciones para hacer eco de situaciones que no cualquiera quiere mencionar. Y eso es lo que hizo GIFF ayer dentro del marco de Mexicomorfosis con la conferencia “Ayotzinapa, ni un minuto de silencio”.

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Con la presencia del productor Epigmenio Ibarra, la actriz Eréndira Ibarra, la directora adjunta de Amnistía Internacional, Juliana Cano, y el normalista Omar García, el auditorio de la Universidad de Guanajuato se volvió un espacio más de los tantos que se han indignado frente a uno de los acontecimientos más crueles en la historia de nuestro país, pero además se convirtió en un semillero de ideas para cambiar esta situación y no sólo hablar de ella. Invitando a todos los presentes a aportar sus propuestas y trabajar desde su nicho por cambiar nuestra realidad, la amplia reflexión de todo el panel puede resumirse en el sentir de Epigmenio Ibarra: “Cuando la guerra se siente lejos, nos importa poco. Cuando se siente cerca, ya es demasiado tarde”. Desde esa invitación para que algo así nunca más vuelva a ocurrir y no esperar una crisis para actuar, cada quien expresó como lo único que puede devolverle el rumbo al devenir mexicano es el accionar de cada uno de nosotros para mejorar esta realidad.

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Y justo dentro de una realidad que a veces nos atormenta pero siempre nos maravilla, la necesidad de documentarla pudo verse en uno de los programas de documentales en competencia que están siendo exhibidos en el Teatro Juárez. Vale la mención para «Orbis», documental del sudafricano Simon Wood, que refleja la vida en la ciudad de Umlazi en el país africano, y que en tan solo 22 minutos logra adentrarte en la ecléctica e inocente vida de los niños a través de una fotografía impactante y una estructura que lo hace parecer una docuficción por la forma en que es narrado. Al terminar, continuó la presentación de «Monte adentro» (Colombia, Argentina, 2015) del argentino Nicolás Macario Alonso, presente durante la proyección, que narra la historia de una de las últimas familias arrieras de Colombia y el pesado trayecto que tienen que hacer a través de escarpados montes con su grupo de mulas y caballos para llevar un cargamento a lo más alto del monte.

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Y lo mejor del Teatro Juárez aún no estaba ni cerca, pues lo siguiente que pudimos ver fue la presentación especial de Luis Eduardo Aute, quien estaba en Guanajuato para presentar sus dos cortometrajes animados, «Vincent y el giraluna» y «El niño y el basilisco», realizados en una técnica tradicional de animación con dibujos cuadro por cuadro, todos hechos en su totalidad por el cantautor filipino. Al terminar, hubo una emotiva sesión de preguntas y respuestas en la que pudimos conocer un poco más del simbolismo oculto en ambas animaciones y los motivos que impulsaron a su director a realizarlos. Para terminar con la sorpresa, o al menos así lo dijo el intérprete pues él tampoco estaba enterado, una guitarra y un par de micrófonos fueron suficientes para que el artista diera un pequeño y emotivo recital frente a un auditorio que se le entregó y vivió otro momento mágico de este GIFF.

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Una de las galas que más esperábamos era la de «Sivas», ópera prima del director turco Kaan Müjdeci dentro del marco de la participación de este país invitado al festival. Narrando la historia de Aslan, un niño de 11 años que al tener una situación familiar complicada, un amor imposible y un carácter explosivo, lucha por obtener lo que quiere sin muchos resultados. No al menos hasta que encuentra a Sivas, un perro kangal de pelea al que rescata después de que casi muere por una pelea y encuentra en éste la seguridad en sí mismo que le hacía falta. Podríamos sumar esta película a la larga lista de filmes coming of age, pero en realidad es mucho más que eso. A través de un drama crudo, violento y muy difícil de ver, no queda más que ponerse en el papel de Aslan y sentir como propias hasta sus malas palabras y ver que la inocencia de la infancia puede hasta con la realidad más trágica.

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Otra probada de Turquía llegaría con el concierto de Baba Zula en la explanada de la Alhóndiga de Granaditas, donde el punk gitano con toques psicodélicos y la marcada influencia de la música tradicional turca pondría a todos los presentes a bailar mostrando cómo si las barreras culturales son algo inexistente. La noche sólo pudo mejorarse con la presencia de Sonido Gallo Negro, quienes con una cumbia peruana aderezada con la psicodelia más fina hicieron de esta noche una de las mejores que hemos vivido en GIFF, y eso que han pasado cosas increíbles hasta ahora.