Por Mariana Uty Estrada.
El gran Arturo Ripstein nos muestra en esta cinta, y de forma muy fiel a la obra original, su propia versión de la historia sobre un hombre que pierde la cordura tras hacer una gran fortuna por medio del juego. Por decirlo así.
Basada en el guión escrito por Juan Rulfo, El gallo de oro, titulada en esta adaptación de 1986 El imperio de la fortuna, gira alrededor de Dionisio, un hombre discapacitado que vive con su madre en circunstancias de extrema pobreza. Él, quien frecuentaba peleas de gallos, tiene la suerte de toparse con un potentado, Lorenzo Benavides, quien le regala su animal al haber quedado malherido en una pelea. Dionisio, en lugar de comerlo, lo cura y lo cuida hasta con el fin de convertirlo en un gallo ganador de peleas, objetivo que cumple una vez que éste está listo.
Irónicamente, y una vez que Dionisio ha hecho una pequeña fortuna después de haber ganado varios veces, pierde frente a uno de los gallos de Lorenzo Benavides. Sin embargo, obtiene la atención de éste, y es invitado a ser parte del mundo del juego, y realizar apuestas de todo tipo.
En el transcurso, Dionisio conoce a Bernarda Coutiño “La Caponera”, una guapa cantante de palenques y una mujer muy independiente y de mucho carácter, quien en un principio sostenía una relación sentimental con Lorenzo Benavides, pero luego se enamora de nuestro protagonista al ver el buen ser humano que era, y también lo que es capaz de hacer (dinero), después de que le ofreciera una gran vida a su lado. Finalmente, Dionisio cumple con un cometido más, y además de la gran fortuna que aprendió a hacer gracias a Lorenzo Benavides, consigue casarse con “La Caponera”, quien es el talismán de él.
Lo interesante de esta obra, tanto del texto como de la película, es como los dos retratan la función de la suerte, y el vicio creado a partir del juego, además del ambiente típico de los palenques con peleas de gallos, ferias, y canciones, en este caso, interpretadas por “La Caponera”.
Se muestra por un lado, que la mujer es un talismán, al menos en el caso de Dionisio y Lorenzo Benavides, quien lo pierde todo una vez que ella se fija en el otro. En parte quizá, por lo que es un amuleto de la buena suerte, es por su fuerza e independencia, al mostrarse imposible y difícil ante el sexo opuesto; no era fácil para Bernarda Coutiño mantener una relación sentimental, ya que para ella significaba perder su libertad.
Ya casada con Dionisio, aquella mujer fuerte y bella comienza a perder su brillo cuando éste le impide dejar su hogar para irse de gira, pues ella debía permanecer ahí para que la fortuna de éste siguiera creciendo. Todos los días, Bernarda debía estar en la presencia de él, pues si desaparecía, perdía. Claro está que una vez que ella deja de ser quien era, Dionisio empieza también a tener mala suerte, dirigiéndose a su propia decadencia.
Ripstein hace una excelente adaptación del texto hecho especialmente para cine de Juan Rulfo, pues además de ir casi al pie de la letra, a diferencia de la primera en 1964 que también es muy buena, sus personajes representan muy bien la visión Rulfiana, mostrando una sociedad un tanto decadente, dejando su vida a la suerte, sin base sólida.
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