Instrucciones de Vetusta Morla para ir a la deriva

Texto por Uriel Delgado.
Fotos por Blanca Cruz.

En una noche muy especial y con invitados de lujo en El Plaza, los españoles se reencontraron con un público mexicano que cada vez los siente más suyos.

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No todos los que van a la deriva están perdidos. Hay algunos que han aprendido a disfrutar el viaje y que los destinos desconocidos que van conociendo se vuelvan parte de su historia. El ejemplo más claro es Vetusta Morla y nos lo dejaron claro la noche del jueves en El Plaza con una presentación que sin duda dejó huella en los asistentes.

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Iniciando precisamente con “La deriva”, sentimos cómo con cada presentación que dan en nuestro país los españoles se van sintiendo más y más cómodos y sus seguidores tienen menos ganas de dejarlos ir. Así comenzó una noche llena de éxitos coreados por cada uno de los asistentes y sorpresas que dejaron a más de uno con la boca abierta. “Lo que te hace grande” y “Golpe maestro” terminaron de entonar al público y a partir de ahí ya no hubo quien pudiera apaciguar a los fanáticos de la agrupación.

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“El día de hoy seguimos a la deriva porque no sabemos a qué puerta llegaremos; lo que es seguro es que hay que disfrutar de cada presente y acostumbrarse a él”, fueron las palabras de Juan Pedro Martí, vocalista de la banda, y las que hicieron que el público le agradeciera a grito tendido que una de esas paradas no planeadas, pero que al parecer ya les gustó, fuera precisamente nuestro país. Así continuaron sonando grandes favoritos como “La mosca en tu pared”, “Cuarteles de invierno” o “Baldosas amarillas”, que hacían retumbar el recinto de la Condesa por la emoción que le contagiaban a los presentes.

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Si temas como “Priómanos” o “Rey sol” habían elevado la temperatura del lugar, lo que definitivamente encendió al público fue una sorpresa especial que anunció Martí. “Les tenemos un invitado especial. Habíamos transitado los mismos mapas pero nuestros caminos nunca se acabaron de encontrar, así que decidimos hacerlo hoy”, fueron sus palabras antes de anunciar la mítica presencia de Enrique Bunbury, quien subió al escenario para interpretar con ellos “Maldita dulzura”, dejando huella como una de las colaboraciones en vivo más grandes que se hayan dado en nuestra ciudad. Con una sobria despedida, dejó al público con ganas de mucho más, pero contento de haber presenciado la intervención del icónico personaje.

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Cerrando con “La grieta”, “Sálvese quien pueda” y finalmente “El hombre del saco”, al público obviamente no le bastó e hicieron regresar a los españoles para interpretar “Copenhague”, “Valiente” y “Los días raros” y así despedir una noche de recorridos no planeados pero en los que el resultado final hizo parecer que todo tenía que ser así y de ninguna otra forma.