Por Asfaltos.
La otra vez iba «de mano sudada» con mi chamaca por la Alameda cuando me acordé de Rigo Tovar… Cuando le comenté a la susodicha, extrañada, me pregunto el porqué. No es que ella tenga cara de Rigo -¿se imaginan? ¡horror!-, sino que mas bien en mi cabeza sonó una melodía que me fascina y recuerda siempre cosas entrañables de esta ciudad que se ama o se odia. El caminar por el centro fue el detonante.
Si de música popular mexicana se trata, uno de sus representantes más importantes es sin duda Don Rigo Tovar. La leyenda de la música tropical conquistó amores, rompió corazones y dejó la vida sobre los escenarios. Murió en la soledad, sin embargo, un personaje que agitó a las grandes masas. Por ello, en pleno mes de la patria (con «p» chica por lo maltrecha que está), recuerdo a Rigo porque Rigo es amor, ¿a poco no?
De «El músico chiflado» (1985) de Rigo Tovar, les dejo yo con «Mi Distrito Federal», melodía en la que el músico cuenta que encontró el amor. «En el Distrito Federal, en donde yo encontré el amor, cuántas sorpresas me llevé, cuántos deseos realicé».
Tristemente, y como a miles de habitantes de la ciudad capital, un evento sucedido en la mañana del 19 de septiembre de 1985 le cambiaría para siempre la vida a Rigo Tovar. Su representante y hermano, Everardo Tovar, moriría a causa del terremoto que sacudió la Ciudad de México; este evento, traumático, sumió en las drogas al cantante.
Miré a mi chamaca y le conté la historia. Si bien no era ya hora para aventurarse por Tepito, le propuse sentarnos un momento y admirar Bellas Artes.
«Allá por Guerrero, la Villa y Peralvillo, el Zócalo y Tepito, también la Lagunilla, Reforma y Tlatelolco, el Ángel e Insurgentes, andar en la Alameda, pasar por Bellas Artes», cantaba Rigo.
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