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Primera parte.
¿Cuál es el verdadero fondo del problema? Debemos de reflexionar por tanto del verdadero significado del derecho de autor y la lucha de las compañías del entretenimiento porque cada vez posee menores sectores del mercado. La falta de propuestas importantes en los medios tradicionales y la exigencia de los grandes ejecutivos que tenían las industrias disquera y cinematográfica antes del Internet hacen que sus ganancias se vean afectadas, creando un discurso en contra de la piratería. Sus argumentos son que ellos son los que crean los artistas y ponen enormes recursos para realizar estas obras, lo cual entra en disonancia con el abaratamiento de las cámaras de video, los sistemas de grabación y la posibilidad de darse a conocer en la red. El caso de Justin Bieber es paradigmático al respecto. La industria tradicional ya no funciona, y pretenden cargar la culpa a la Internet cuando el problema real es que hay un precio demasiado elevado por bienes cuyos medios de producción se han abaratado significativamente. A tal punto la crisis nos afecta que la televisión por Internet se está convirtiendo en opción para ciertos sectores de la población que no dejan de crecer.
El contexto en el cual se presenta la ley SOPA es en el cual se están presentando cambios muy importantes en la estructura de Internet. De pasar a ser un montón de páginas individuales, actualmente tenemos dos vías de acceso a la información por Internet: los motores de búsqueda y las redes sociales. A pesar de ser empresas constituidas muy poderosas, agrupaciones como Anonymus comienzan a realizar estragos abanderando temas muy específicos, además que la estructura de Internet hace una comunicación horizontal que no respeta las jerarquías de la sociedad tradicional. Todos estos componentes se unen contra esta polémica Ley, desde el ataque el 6 de enero a la página de Sony hasta la amenaza del apagón global el próximo día 23. Cualquiera que sea el resultado los equilibrios de la red cambiarán para siempre. Si se aprueba la ley sería el final de Google, Yahoo, Twitter y Facebook tal y como las conocemos, lo cual sería una regresión importante en la manera en la cual el mundo accede a la información. De no aprobarse sería la primera gran victoria de la red sobre la jerarquía establecida, y sería un nuevo comienzo de las relaciones entre los líderes de Internet en y los gobiernos.
En este fenómeno es importante considerer por último cómo los medios de comunicación tradicionales no han podido cubrir de manera eficaz la información sobre el tema. A pesar de los artículos en los portales del País, el New York Times y Univisión, y Milenio en el caso de México. Lo cierto es que no se ha cubierto un evento que podría afectar a todos los usuarios de Internet a nivel mundial. Esta falta de articulación del discurso únicamente refleja la falta de conexión de los medios de comunicación con los temas que interesan en nuestra nueva sociedad, además de la pobre capacidad de respuesta del establishment informativo para generar notas significativas sobre la vida de la gente. Esta disonancia, que galopa entre la conveniencia de los medios para defender sus propios intereses y la estructura almidonada y rígida de los medios de comunicación que siguen de vacaciones, impiden que haya un diálogo real y un acercamiento sobre la información que realmente importa. Y queda en evidencia ante un fenómeno que podría cambiar el curso de la historia de Internet y la vida cotidiana de los cibernautas alrededor del mundo. Hay que estar atentos a las transformaciones, y preguntarnos quiénes poseen realmente argumentos válidos para mantener su status en la sociedad. ¿Es posible una mediación para mantener las ganancias legítimas de las compañías disqueras sin afectar el Internet? ¿Realmente los gobiernos pueden tomar decisions que afecten a los ciudadanos del mundo, incluso fuera de nuestras fronteras? Esas son preguntas en las que se tendría que pedir nuestra opinión. ¿O no?
AL DÍA: Lamar Smith retira la propuesta de la Ley SOPA. La legislación se será pospuesta hasta encontrar un mayor concenso en qué debería ser la solución.
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