¿Qué cenarán hoy por la noche? ¿Nos lo comparten? Mientras nos hacen cómplices de las delicias que adornarán su mesa la noche de hoy y los días consecuentes (ya saben, el famoso recalentado), les quiero compartir uno de los platillos que seguro aparecerá en su mesa. Se trata de un clásico mexicano de la temporada, y uno de los preferidos: los romeritos.
Los romeritos (Suaeda torreyana Wats) son una planta comestible perteneciente a la rama vegetal de los quelites, misma a la que pertenecen otras variedades como la verdolaga, el huauzontle, la chaya y el berro, entre otros más. La palabra quelite, proveniente del náhuatl «quilitl», se puede traducir como «verdura tierna comestible».
Abundante en el norte y centro de México, así como en parte de los Estados Unidos, los romeritos se cultivan de manera amplia por su gran demanda durante el año. En la cocina del centro de nuestro país, en Ciudad de México y los estados circunvecinos, los romeritos son tremendamente comunes.
A diferencia de otros quelites, los romeritos no se comen crudos. Primero se cuecen en agua, se escurren y posteriormente se añaden a salsas o guisos. Al sufrir el hervor los romeritos reducen de manera importante su volumen.
Típico de las fiestas de fin de año, así como de la Semana Santa, los romeritos suelen comerse en su versión clásica con mole, nopales y tortas de camarón. Los romeritos suelen ser buenos acompañantes de pescados o mariscos; por lo que acompañarlos con bacalao no debe resultar nada extraño.
Popularmente se pueden conseguir los romeritos en los mercados comprándose por kilo o por manojos. La recomendación es hacerlo por kilo, ya que por manojo hay que limpiarle raíces, partes que no sirven y hasta un poco de tierra.
En mi mesa navideña habrán romeritos, eso es seguro, ¿y en la suya?
Foto: Oscar Haquet.
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