Probablemente uno de los eventos más esperados del año para los francófilos es el Tour de Cine Francés, muestra que trae a las pantallas mexicanas una selección variada de títulos originarios del país de los quesos y el amor. Como parte de la muestra pasada destacamos «Me quiere, no me quiere (Un peu, beaucoup, aveuglément!)» (2015) que pronto tendrá su estreno comercial en las salas de cine.
Si bien podríamos pensar que Francia es el país de los hombres solitarios que fuman mientras lloran en blanco y negro; aunque en el caso de «Me quiere, no me quiere» la primera parte de esta aseveración es cierta, también es un excelente ejemplo de la diversidad y evolución del cine francés. Los dramas existenciales y las criticas sociales no excluyen a las divertidas comedias románticas que puedes ver un fin de semana sin mayor complicación.
El plus de esto es el toque europeo del film, que nos cuenta una historia peculiar que finalmente nos hace pensar en las relaciones sentimentales de hoy en día: un hombre solitario que vive confinado en su apartamento en una relativa calma con tintes amargos, una chica que llega a vivir al lado y es pianista. Al principio, el orden se ve alterado y ambos se hacen la vida imposible, el hombre no está dispuesto a renunciar a su calma y el silencio, y la chica es un espíritu que se rebela a ceder su derecho a estar ahí. Así, lo que al principio es una ruidosa guerra que termina en tregua, evoluciona en una extraña relación donde no se ven, no se tocan y sólo hablan, se platican y poco a poco se conocen a través de los muros de sus apartamentos.
Una alegoría que con ingenio explora el miedo a acercarse a alguien por salir lastimado pero que recuerda lo inevitable del asunto. Aunque los implicados intentan mediante un muro físico mantenerse a salvo y a la vez, obtener las ventajas de tener a alguien en sus vidas, las cosas entre ellos se complicarán por los celos, el afecto y los malentendidos. La conclusión: las relaciones no son algo fácil, pero si te importa y crees que vale la pena, asumirás las responsabilidades que conllevan.
Al final, el amor entre estos dos personajes que se han enamorado escuchando a través de las paredes es más grande que cualquier mal entendido, y es precisamente el amor lo que permite que esas paredes se derrumben para que estén juntos.
Andy Warhol lo dijo: “deberíamos enamorarnos con los ojos cerrados.” Mientras que en la película los demás personajes parecen confundidos ante esa extraña relación y reclaman que “amar es tocarse, es verse, es sentirse”, los dos enamorados difieren… amar es más que eso, es conocer la esencia de una persona antes que otra cosa. Una vez que conoces eso y decides quedarte es que puedes derrumbar ese muro con el que todos nos protegemos, es estar vulnerables y a la vez, confiar lo suficiente para creer que no nos harán daño. Es cuando probablemente puedes llamarle ‘amor’ a lo que sientes.
Así, el hombre solitario y la tímida pianista tienen su final feliz. Una comedia ligera de Clovis Cornillac que le da la vuelta a la moneda y presenta una historia de amor muy particular y con una idea si no nueva, sí refrescante, pues sale del molde de lo cotidiano, con personajes divertidos y situaciones que nos hacen reír, y una reflexión que nos recuerda algo que si ya sabíamos, probablemente olvidemos con frecuencia.
Imágenes cortesía de Nueva Era Films.
Leave a comment
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.