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Las mujeres no tienen la culpa

Por Daniel Higa Alquicira.

La sociedad mexicana es bipolar, ambivalente y con una doble moral arraigada hasta el tuétano. Los hombres somos bien machos y posesivos. Tenemos en la mente la idea de que somos unas máquinas en el sexo, de que las mujeres se derriten ante uno y que somos irresistibles, no importa si eres el chalán de albañil o un alto ejecutivo.

Los hombres creemos que tenemos un vocabulario tan amplio, que con unas simples palabras “halagadoras” vamos hacer caer rendidas a las mujeres a nuestros pies. Que tenemos el poder y ellas la obligación de obedecer.

Nos lo recuerdan en la casa, en la escuela, en la iglesia y sobre todo, en los medios de comunicación.

Las telenovelas, el producto televisivo mexicano por excelencia, es una fábrica perfecta para reafirmas roles y posiciones en la sociedad. Están los ricos todopoderosos, los pobres y sus miserias y al final de todo, las mujeres; que solo son útiles si son sumisas y abnegadas, porque las malas no son bien vistas en la sociedad.

En los hogares, la idea de que las mujeres deben de atender a los hombres –al papá, los hermanos, el abuelo, los tíos y todo el árbol genealógico masculino– es un modelo que se repite prácticamente de manera inconsciente.

¿Pero qué de malo tiene decirle algo gracioso, cachondo y seductor a las mujeres –piensan los hombres–? Desde una perspectiva machista, todo está permitido mientras no sea tu madre o tu “vieja” a la que le dedican esas palabras ardientes.

Según el Reporte Nacional de Movilidad Urbana de México 2014-2015, elaborado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), 9 de cada 10 mujeres han sido víctimas de algún tipo de acoso mientras viajan en algún medio de transporte público en Ciudad de México.

47 % de las mujeres en México mayores de 15 años, han sufrido algún tipo de violencia, sea física, sexual, emocional o económica en 2014, de acuerdo a cifras del Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres).

Tan solo en 2012, 1.4 millones de mujeres padecieron acoso sexual en el trabajo, “esto es, el 10% de la población económicamente activa”, según el Colegio Jurista y además, el 99.7% de los casos no se denuncia.

“Esto es consecuencia de la ideología patriarcal mediante la cual el varón cree que tiene el poder de dominar a la mujer, conocida o desconocida, actitud que en muchas ocasiones es reforzada por los medios de comunicación”, asegura Susana Roldán Matías, especialista del tema de la Facultad de Estudios Superiores Iztacala, de la UNAM.

Un tema estructural y de cultura. Hemos sido educados así, con una subvaloración del sexo femenino, una idea errónea de poder y dominación que ha creado un círculo vicioso de empoderamiento y sumisión de ambas partes.

Eventos como el de hace una semana denominada #VivasNosQueremos, en donde miles de mujeres y hombres marcharon por las principales de la Ciudad de México, el Estado de México y otras ciudades importantes del país para denunciar la violencia sistemática a la que son sometidas las damas, es una clara muestra de que comienza un despertar en la percepción social sobre estos casos.

Pero como siempre nos sucede, tenemos que llegar a un límite desquiciante, al extremo; nos han enseñado a alargar lo más que pueda la tolerancia para actuar. En 2014 fuimos el país con más feminicidios y abuso sexual, violencia física y homicidios de menores de 14 años, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

Para tener una idea clara de la gravedad de lo que ocurre en el país en temas de feminicidios, de 2000 a 2014, el número de las mujeres asesinadas en México asciende a 26,267, que en promedio significa 5.1 por día.

En ese mismo periodo, la cantidad de los homicidios anuales se duplicó al pasar de 1,284 a 2,349, según el INEGI.

“En 2013, 32 de cada 100 fueron ahorcadas, estranguladas, quemadas, lesionadas con objetos punzocortantes o golpeadas con objetos”, según cifras del INEGI, y de  2004 a 2013 aumentó el porcentaje de las asesinadas con arma de fuego al pasar del 28.8% al 43.0%.

El INMUJERES y el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), indicaron en su informe «Estudio de la implementación del tipo penal de feminicidio en México: Causas y consecuencias 2012 y 2013«, que los estados con mayor incidencia en feminicidios son: Chiapas, Chihuahua, Ciudad de México, Guerrero, Jalisco, Estado de México, Nuevo León, Oaxaca, Puebla y Sinaloa.

Pero sólo en el Estado de México, entre 2011 y 2013, se registraron 840 asesinatos según cifras del Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio.

Y no, por supuesto que las mujeres no tienen la culpa. El origen del mal está en esta maldita doble moral que domina la conciencia de la sociedad, en donde la mujer es buena y útil solo si obedece las órdenes del hombre.

Foto: Berenice Zambrano.

 

 

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