Por Sandyluz.
Reflejo, sinónimo de brillo, destello, fulgor. ¿A cuántos estímulos visuales y auditivos nos enfrentamos en el día-día?, ¿cuántas informaciones pasan inadvertidas por nuestros sentidos? Ante una era de gran auge tecnológico y de mayor información, irónicamente solemos estar más desinformados; quizás se deba a que pretendemos enfocar nuestra atención en varias cosas a la vez, sin lograr consolidar una sola experiencia plena, profunda y duradera; todo es un poquito, “una probadita de algo”; ¡que viva la procrastinación! Nadine Gordimer, escritora sudafricana teoriza que “el problema es que la información no es el entendimiento” y no podría estar más de acuerdo. Una cosa es ver las cosas y otra es observarlas, analizarlas, vivirlas.
En este espacio literario, se me presenta una luminosa oportunidad para apuntar el reflector hacia informaciones a veces novedosas, a veces perdurables, del ámbito del cine, la televisión, las redes sociales y la Literatura, para explorarlas de manera curiosa, profunda y divertida. Estoy convencida de que convivimos todos los días con un sin número de textos que se quedan sin ser explorados, sin ser analizados connotativamente. El proceso de semiosis de un texto nos lleva a ahondar en sus diferentes facetas, a buscar entre sus entrañas las caras del signo lingüístico: significante, significado y sentido; y no es que sea mi especialidad, es que es mi placer e incorregible maña; qué terrible que tantas informaciones mueran remojadas en una crítica desabrida, superficial y trillada.
En fin, sin mayores pretensiones, compartiré con ustedes mis hallazgos sobre diferentes temas, intentando que el reflector les ayude, a ustedes y a mí, a mirar la luz y a darle sentido a los textos que aquí desglosaremos. Mi ilusión por siempre es que, aunque provengamos de la evolución -¿acaso involución?- del Homosapiens al Homovidens (de acuerdo con Giovanni Sartori), al menos seamos un Homovidens alfabeta, interesado en apreciar de manera analítica y lúcida los textos visuales que miramos en el cine y en la televisión. En cuanto a los libros, ¡uff!, de antemano me permito sentenciar que son la piedra angular; son el principio y el fin; retroalimentan completamente las producciones televisivas y cinematográficas de la actualidad; la versión literaria de la historia siempre ofrecerá aristas fantásticas que abren el camino a la imaginación y a la interacción con el texto. En verdad leer es una práctica insustituible en la adquisición de cultura. Ojalá que esta columna favorezca la curiosidad incipiente hacia algunos clásicos de la Literatura universal, aunque, ¿por qué no!, también hacia algunos “más vendidos” o best-seller, pues muchos de ellos tienen sobrada calidad estilística. Mi interés radica también en facultar lectores que sean capaces de entender contenidos más profundos y audaces, pues estoy plenamente convencida de que “el buen lector hace el buen libro” (Emerson). Pues así sea y ¡hasta la próxima!
Foto de portada: e_impact.
Sandyluz. «Detrás de la pluma…» Egresada del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca, de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Completó estudios de Creación Literaria en la Escuela de Escritores del Estado de México (SOGEM). También terminó una maestría en Estudios Humanísticos con especialidad en Literatura, en el Tecnológico de Monterrey. En un plano más relajado, es aficionada a los libros y a la escritura desde corta edad; ha escrito de manera informal cuentos y poesías; con uno de sus primeros cuentos ganó un concurso local del cual obtuvo su primer retribución económica y profesional, siendo ello un significativo incentivo para seguir escribiendo. La Literatura ha sido una válvula de escape para no enfermar de realidad. La fantasía reanima el fulgor de los sueños que soñamos dormidos y que soñamos despiertos…
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