A mí sí me gustó «Batman v Superman»… ¿Por qué?

Por Asfaltos.

Y bueno, ¿a mí quién me preguntó eso? Nadie, pero quiero compartírselos porque llegué tarde al hype de «Batman v Superman» por varias circunstancias que me impidieron verla en su estreno, y sobre todo porque como fanático de Batman, ¿cómo diantres no iba a permitirme presenciar la anticipada batalla en pantalla grande del «murciélago» frente a Superman, y posteriormente comentárselas? Imposible, imperdonable.

Cuando vi por vez primera «Batman v Superman», casi hasta el final de su vida en cartelera en un cine que me quedaba muy lejos y con un horario espeluznante, iba con las expectativas muy bajas. A pesar de que traté de que ninguno de los comentarios que leía, escuchaba y veía me afectaran, era tanto el odio encarnizado por esta cinta que de alguna manera fui pensando que muy seguramente no me gustaría, y sin embargo me gustó y he de confesarles que mucho.

«Batman v Superman» es ante todo la cinta más ambiciosa producida por DC Comics. Planeada como pieza angular de la construcción de un universo cinematográfico que aspiran sea similar al de su competencia Marvel Comics, «Batman v Superman» es un monstruo de película tan grande que apabulla.

Para muchos, y me incluyo, el asunto de meter tantas historias en una cinta que rebasa las dos horas y media de duración, es uno de sus principales errores; pero si bien sí es complicado seguirle la pista a las diversas historias presentadas, creo que es también un riesgo que se debe ver de otra manera. Las críticas compararon la mala estrategia en contraparte con la de Marvel Comics, que empezó desarrollando las cintas individuales de sus superhéroes para posteriormente irlas ensamblando en la consecuente primer «Avengers». Correcto, a Marvel le funcionó la estrategia, pero eso no quita el mérito de DC Comics de tomar otro camino en lugar de copiar el de su competencia. A mi parecer el ensamblaje no es tan malo, peor vale, esa es una percepción personal.

Las críticas recayeron también en varios elementos, pero toquemos ahora al director Zack Snyder. Leyendo bien los créditos de la cinta, la responsabilidad de Snyder fue en la ejecución de todos los elementos que pusieron a su disposición. El guión no es de él, y la producción, entre otros nombres, incluye al antes venerado Christopher Nolan; al que ok, concedamos que no sabemos a ciencia cierta qué tanto puso de sus manos en esta película, que por lo pronto, sí continúa en ese mundo de seriedad y oscuridad que planteó el director en su aclamada trilogía de Batman. Si hay algo que criticarle a Snyder es a la forma en la que soluciona todo lo que se le dispuso; y a las escenas que no funcionan frente a la cámara.

La oscuridad… ese es otro elemento con el que ha sido criticada una cinta que por momentos, muy contados si quieren, mantiene cierto humor. La cinta en su mayoría es oscura, seria hasta donde se le permite (pues vamos, son Batman y Superman), y sí muy violenta. Muchos criticaron que Batman matara en esta película, pero se les olvida acaso que ya en el Batman de Tim Burton éste mataba de forma más descarada; inclusive, en ese mismo Batman, las escenas góticas y oscuras abundan con normalidad. Ese Batman originó, por cierto, «Batman: The Animated Series», que si me permiten recordar, en su primer temporada fue tan oscura que tuvieron que bajarle el tono… Para ser ciertos, la primer temporada es la mejor.

Se critican las incoherencias… ¡las incoherencias en un mundo en el que nadie se da cuenta que Clark Kent es Superman con anteojos! A lo que voy es que sí, hay incoherencias, cosas que escapan a la lógica, pero que en ese mundo de fantasía vienen siendo lo menos relevante, o por lo menos lo menos importante a resaltar. Un detalle que me gustó, y mucho, fue el asunto de resolver la voz de Bruce Wayne para cuando asume el papel de Batman. En los cómics, por ejemplo, ese problema nunca se tocó porque… bueno, porque cada quien le ponía su voz a Batman. La solución a mí me gustó, mucho más que la voz forzada del Batman de Nolan, que cuestión de gustos, a otros puede que les guste más.

Ahora que hablo tanto de Batman, porque mi gusto es evidente por el personaje, sí, a mí me gustó el Batman de Ben Affleck, y aún escribiéndolo en este momento me sigue pareciendo algo sorprendente de confesar. Ciertamente para un público ajeno a los cómics, el ver a un Batman tan perturbado como el que vemos, puede sacar una que otra sorpresa, pero creo que la evolución del personaje era necesaria después de las diversas encarnaciones que ha tenido en el cine. Ver a un Batman asqueado de la humanidad y ya sin ganas de filtrar sus decisiones (vamos, ha perdido a un Robin), me llenó de alegría (sí, tengo problemas, jaja).

Hablando de los demás personajes, ¡amé a Alfred! Lejos del mayordomo-padre-amigo de Batman que vimos en las cintas de Tim Burton, Joel Schumacher y Christopher Nolan, el Alfred interpretado por Jeremy Irons fue una verdadera delicia. Sarcástico a más no poder, inclusive en los momentos más difíciles de la batalla final, las breves apariciones de Alfred no dejaron de ser muy entretenidas; como también lo fue la presencia de la Wonder Woman de Gal Gadot; ¡Dios, cuando la vemos finalmente como Wonder Woman, acompañada de esa alucinante melodía de guitarras del soundtrack, es sin duda una de las mejores escenas de la cinta!

Si bien más gris, he de confesar que no me cayó para nada mal el Superman de Henry Cavill, al que si bien ya habíamos visto en «Man of Steel», me interesaba ver sobre todo por el final mencionado en el que éste muere. Mi duda era si en verdad me importaría la muerte de Superman, cuando apenas en dos cintas lo íbamos conociendo; esa misma duda, siento, se trasladó a la pantalla con una humanidad que tenía sentimientos encontrados, y que al final tras la muerte del héroe termina por aceptarlo, y no solo por aceptarlo, sino venerarlo. La muerte… sí, me parecía también que llegaba muy temprana al igual que la presencia de su asesino Doomsday, pero creo que a nivel narrativo era necesario; y es más, acá una teoría… La cinta, basada muy levemente en el cómic «Batman: The Dark Knight Returns», voltea los finales de Batman y Superman, pues en el cómic es Batman el que muere «engañando» a Superman para unirse a una lucha que adopta; mientras que en la cinta el muerto es Superman, quien «finge» su muerte para finalmente encajar en un mundo al que le ha costado, definitivamente, que le acepte. No sé, es una teoría porque fan…

La música me encantó, las escenas de acción las disfruté enormemente, y en realidad me divertí mucho con la cinta en general.

De lo que no me gustó puedo mencionarles al Lex Luthor de Jesse Eissenberg, que si son fríos, u observadores, verán que vimos una versión bastante preliminar que con ese rape simbólico se nos anticipa en un futuro como el personaje que muchos se quedaron con ganas de ver. Muy complejo y por momentos pretencioso el Luthor de Eissenberg, pero al parecer estamos frente a una nueva versión que para ser ciertos, me encantaría ver desarrollándose contrario a la imagen que cada uno tiene tatuada del némesis por excelencia de Superman.

Ah, y claro, el chiste del año: «se llamaba Martha». Sin duda la escena está mal ejecutada en la pantalla, aunque a mí no me pareció un desastre tan terrible. La idea, entre las miles de cosas que ya se han abordado en los cómics, ¡jamás se había tratado por ese medio! Es decir, nos encontramos frente a un abordaje novedoso que buscaba humanizar a un Batman decidido a matar a Superman, idea que se remarcó de manera muy clara en la escena principal de la cinta donde Batman recuerda con dolor las últimas palabras de su padre: «Martha…». Por otro lado, el que se buscara humanizar a un Batman tan violento por algo tan sencillo como el recuerdo de su madre, a mí me gustó y mucho. Insisto, probablemente la idea no fue bien ejecutada, pero a mí me pareció grandiosa y la disfruté enormemente a pesar de los chistes y burlas de los que me enteré antes de ver la película.

En fin, podría escribir y escribir tantas cosas sobre la película, pero propongo que para ello mejor me inviten un café y con gusto lo discutimos. El asunto es que «Batman v Superman» no me pareció el «bodrio» que se comentó de manera amplia, y que si bien no creo tampoco desbanque a mis anteriores cintas favoritas de Batman que pronto enlistaré, sí me pareció ante todo una muy divertida película que disfruté literalmente como niño; ahí, por haber logrado eso, para mí la cinta ya ganó.

Ah…, sí…, todo esto porque mañana martes 28 de junio estará disponible en formato digital la versión con 30 minutos extra de «Batman v Superman: El origen de la justicia», cuyos detalles pueden leer aquí.

Anden, háganse de una copia, veánla de nuevo y coméntenla conmigo; prometo una charla igual de intensa que esta columna.

RUGIDO DE LA SEMANA: ¿Por qué, Disney, por qué? Tanto cuidado que le habías puesto al secreto de Luke Skywalker en «Star Wars: The Force Awakens», ¿como para a la primera de cambio oficializar una de las grandes sorpresas de tu próxima cinta de la franquicia más importante del mundo? Sí, (marquen con el cursor para que no me echen a mí la culpa del spoiler) Disney anunció recientemente de manera oficial la aparición de Darth Vader en la próxima «Rogue One: A Star Wars Story». Era de esperarse, sí, ¿pero por qué quemar la noticia de esa manera? Espero, de verdad espero, no tener que quejarme prontamente de que ahora vimos a Vader en el nuevo avance de la cinta porque… ¿alguien se acuerda de cómo Disney quemó la presencia de Spiderman, alguien?

Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.