Dejando huella

Por Elizabeth Aguilar Quintana.

«La vida es muy peligrosa. No por las personas que hacen el mal, sino por las que se sientan a ver lo que pasa».
(Albert Einstein).

Pocos somos los que reflexionamos sobre la huella que dejamos en nuestro paso por la Tierra y muchos son los que les importa el estatus que les proporcionan las marcas. Las interrogantes respecto al cuidado del medio ambiente son muchas, ¿el calentamiento global, es un mito o una realidad? Y frente a eso, los hechos hablan, llora la naturaleza y desata su furia contra los que la destruyen, te congela el espíritu o derrite tu esperanza.

Mucho se habla del desarrollo sostenible, de la huella ecológica, de los fondos verdes, del esfuerzo por conservar los ecosistemas y el medio ambiente. Pero, ¿conocemos qué es la huella ecológica o el desarrollo sostenible? Cada ser humano deja una huella en la naturaleza. Tu huella ecológica es el impacto que cada persona, ciudad o país genera en la Tierra para poder satisfacer lo que consume y a su vez absorber los residuos que generan sus estilos de vida; !en promedio para sostener el estilo de vida de un ciudadano global necesitaríamos 1.5 Tierras!

Existen múltiples organizaciones que se dedican a monitorear la salud de la Tierra y el impacto que generamos al satisfacer nuestras necesidades, tal es el caso del World Wildlife Fund, una de las organizaciones más grandes comprometidas con el medio ambiente, quien cuenta con alrededor de 5 millones de miembros y una red mundial de 27 organizaciones nacionales, 5 asociadas y 22 oficinas de programas, que trabajan en más de 100 países. Dentro de su misión se encuentra el detener la degradación del medio ambiente y construir un futuro en armonía con la naturaleza.

Pero el cuidado del medio ambiente no sólo esta en manos de las organizaciones o de los gobiernos, esta en manos de todos, ya que con pequeñas acciones podemos contribuir a generar un desarrollo sostenible, no como una meta en si mismo, sino como un estilo de vida. Dentro de las actividades que podemos desarrollar se encuentran las siguientes:

• • 1. Emplear los desechos orgánicos para realizar composta, reutilizar bolsas de plástico o cartón
    2. Colocar ventanales grandes o tragaluces para permitir el paso de luz natural, apagar las luces y desconectar aparatos eléctricos.
    3. Fomentar la climatización cubriendo contactos de luz, puertas y ventanas con aislantes.
    4. Comprobar que el “sapo” de los inodoros selle adecuadamente, colocar regaderas ahorradoras, reducir el consumo de agua al bañarse, lavarse los dientes con un solo vaso de agua; lavar ropa con el menor desperdicio de agua, e incluso utilizar aguas grises para actividades como limpieza de pisos o regado del jardín.

Recuerda, sólo tenemos una casa, nuestra Tierra y debemos compartirla con los animales y plantas, ya que cuando hayas cortado el último árbol, contaminado el último río y pescado el último pez, te darás cuenta que el dinero no se puede comer.