Festival Aural 2016: un colectivo de sensaciones

Texto por Esteban Hernández Tamés.
Fotos por Ana Arregui.

El Festival Aural no es un festival cualquiera. Uno no va con sus coronas de flores ni vestidos primaverales, ni se encuentra rodeado por miles de personas. El Festival Aural es más bien una experiencia auditiva y visual que se enfoca en crear cosas nuevas, dejar a un lado lo de siempre, y continuar con unas tendencias de una rama experimental, casi intelectual de la música.

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Aural fue un festival bastante amplio, pero yo tuve la oportunidad de estar presente en tres fechas. Estas tres me permitieron conocer de todo un poco, inclusive lo que yo pensaba que sería más de lo mismo terminó siendo un giro muy interesante.

Primero estuve presente en el Bajo Circuito escuchando a seis actos de música electrónica. Claro que por electrónica no me refiero en absoluto al «punchis-punchis» típico de las fiestas, sino a un género que tiene sus inicios a finales del siglo XIX. Este, tiene como objetivo básico, la utilización de instrumentos electrónicos y, a pesar de que en la actualidad eso puede abarcar prácticamente todo, últimamente hay una tendencia a utilizar equipo viejo. PITA, Robert Piotrowicz, Joachim Montessui, Erreopeo, Musgos y Gudinni Cortina tienen interpretaciones muy distintas de este género. PITA con su característico estilo de noise (que sí, es exactamente como se lo imaginan); Robert Piotrowicz con sus tonos electroacústicos acompañados de unos sintetizadores análogos muy bonitos; Joachim Montessui con algo que solo puedo describir como desgarrador; Erreopeo, una mezcla de visuales y de tonos glitchosos; Musgos con una electronica multi-canal un poco más tradicional al estilo Four Tet; y Gudinni Cortina con un noise más seco y orgánico.

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El foro fue bastante apropiado para el tipo de música, a pesar de ser un lugar oscuro, creó una vibra super interesante. Cada músico se colocaba en un sitio diferente, dándole una perspectiva única al lugar. Este tipo de música no es para todos, y aunque uno llegue sin expectativas, siempre lo tomará por sorpresa. La música experimental es una experiencia, se tiene que disfrutar no solo de manera auditiva, sino utilizando todos los sentidos. Es música que te deja pensando… ¿Por qué habrá decidido hacer eso? ¿Qué es lo que trata de expresar? Yo les recomiendo que su primera experiencia con este tipo de música sea en vivo, y constantemente gracias a festivales como este y a la difusión cultural del gobierno en general, hay presentaciones que sin duda valen la pena. Es algo que los sacará de su cotidianidad y los dejaré muy satisfechos.

El segundo día visité uno de mis foros favoritos, el Lunario del Auditorio Nacional. En una coproducción con el Festival Bestia, tuve la oportunidad de escuchar a tres bandas de post-metal.

Tengo que decirles que apenas empiezo por clavarme en el metal, gracias a uno amigos de la universidad, así que no me considero experto. Primero estuvo Cleric, una banda emergente de Nueva York con una técnica bastante buena y unos sintetizadores y guturales que acompañan muy bien al resto de los instrumentos. Particularmente me llamó mucho la atención su uso de polirritmias, cada instrumento estaba en un tiempo, y los cambios repentinos que hacían dejan ver que son músicos con experiencia y talento. El siguiente grupo, Simulacrum fue para mi lo mejor de la noche. Un trío de batería, guitarra y órgano con influencias aparentes al rock progresivo, e inclusive al acid jazz o al jazz fusión. La combinación de ritmos rápidos y agresivos con solos complicadísimos y largos le dieron justo al clavo a los fans de lo pesado y del jazz. Por último, y lo que era más esperado por el público estuvo Godflesh, una dupla de metal industrial que surge en 1988, justo en el momento en el que estos dos géneros comenzaban a popularizarse. Desde que se subieron al escenario, el ambiente cambió por completo. El público empezó a corear su nombre sin parar, y nos vimos deleitados por un sonido de post-metal clásico. Inmediatamente podemos notar la experiencia de estos dos músicos, y su indudable influencia en un género tan amplio como el metal.

Una vez más el Lunario me deja completamente satisfecho. Es admirable la gran variedad de actos que llegan a ese foro, y cómo constantemente el sonido es excelente a pesar de las limitaciones del espacio.

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Para concluir con mi cobertura del Festival Aural, me trasladé a Chapultepec a la Casa del Lago. Los dos actos de esta fecha se presentaron en un lugar hermoso. Era un día perfecto y con el lago de fondo, sentados en el pasto los espectadores presenciamos a unos músicos que le dan un giro muy interesante a la música experimental.

Edbrass, un brasileño muy sonriente, nos presentó una mezcla de electrónico con acústico. Acompañado de dos músicos, la combinación de sonidos similares a los que escuchamos en Bajo Circuito con técnicas extendidas en arco y un instrumento de cuerda fue muy interesante. La naturaleza del lugar me hizo percibir a su música como mucho más íntima, en cada nota comprendía las intenciones de Edbrass, como si me estuviera contando una historia. Yo sé que ésto puede sonar extraño, pero repito: la música experimental es una experiencia, y resulta un poco complicado compartirles lo que viví tan sólo con palabras. Para cerrar estuvieron Omar Fraire, Sanjuana Vega, Rolando Lopez y Pilar Ramos. Sus instrumentos eran creados por ellos, e iban desde una tabla de madera con piedras, hasta unos arcos con cuerdas que frotaban. No me hubiera gustado ver a este acto en otro lugar, el bosque fue perfecto para ellos, ya que su música me remonta a los sonidos de la naturaleza, al hombre prehistórico y a la vida antes de que todo fuera tan complicado como ahora. De verdad que estos dos músicos saben cómo crear un ambiente, y la Casa del Lago fue una excelente elección de foro para estos músicos.

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El Festival Aural es uno de los festivales más interesantes a los que he ido. Resulta difícil describir a los participantes como emergentes, ya que desgraciadamente el mundo de la música experimental nunca ha estado en un plano principal en la música. Sin embargo, este es un festival al que se va a conocer, a experimentar, y a vivir situaciones fuera de lo común. La variedad es impresionante, y yo solamente acudí a tres de los ocho conciertos que hubo a lo largo de diferentes foros en Ciudad de México. Definitivamente no se lo pueden perder el próximo año y, al menos yo, sé que agregaré al Festival Aural a mi lista de festivales a los que acudiré cada año.

Imagen de Godflesh por Ray Marmolejo cortesía de Malfi Co.