Por Asfaltos.
Viernes de darle gusto al cuerpo, y en esa misma sintonía, para estos días fríos en la capital mexicana, una recomendación cinéfila para ir avivando los sentidos e irnos animando a cucharear con nuestras respectivas parejas. Dirigida por Steven Shainberg, la recomendación para entrar en calor es una película de 2002 llamada «La secretaria». Protagonizada por Maggie Gyllenhaal y James Spader, «La secretaria» es una cinta que básicamente maneja el tema de la dominación y la sumisión.
Todos, sin excepción, hemos tenido alguna vez una fantasía sexual. Algunos, quizá por el «miedo al qué dirán», no son del todo francos al confesar que también, en alguna medida, han fantaseado con algo de bondage y disciplina, dominación y sumisión, sadismo y masoquismo.
«La secretaria» comienza presentándonos a Lee Holloway (Maggie Gyllenhaal), una chica emocionalmente inestable que recién sale de una institución psiquiátrica para ajustarse de nuevo a una vida «más normal». Sin embargo, en su casa, las cosas no ayudan. Por una parte está su madre, una mujer sobreprotectora; y por otra está su padre, un hombre alcohólico. En ese contexto, intentando insertarse en algún oficio, Lee aprende mecanografía para posteriormente buscar trabajo. Un anuncio en el periódico, de un abogado buscando secretaria, será la señal que la propia Lee tanto había esperado.
Cuando Lee entra a la oficina del excéntrico E. Edward Grey (James Spader), es cuando «La secretaria» empieza a tornarse interesante; pues frente a una chica notablemente inestable, poco sociable y en apariencia poco profesional, el señor Grey (cualquier similitud con otra película parece ser no mera coincidencia) no duda ni un segundo en contratarla. Algo hay, detrás de esa mirada misteriosa, y nervios a punta de piel, que intriga a Lee sobre su ahora nuevo jefe.
He de decirles que no soy un particular seguidor del trabajo de Maggie Gyllenhaal, quien por cierto siempre se me ha hecho una chica con cara de boba (lo siento), pero para esta película su papel le quedó como perfecto anillo al dedo. Con gran sultura Gyllenhaal interpreta a una Lee que vamos descubriendo poco a poco, y que termina siendo un elemento vital de una historia donde si bien la dominación y la sumisión son los temas centrales, la libertad no deja de ser un elemento de gran importancia.
Sí, Gyllenhaal se lleva los aplausos, pero es también James Spader quien termina redondeando una cinta que no suelta de ninguna manera al espectador hasta el final. Trepidante, literalmente para mantenernos al filo de nuestros asientos, «La secretaria» es si bien un drama, también una comedia y hasta una historia de amor de esas que suceden en la vida real: complicada.
«La secretaria» recuerda notablemente a lo que «Cincuenta sombras de Grey» intenta primero en libro y posteriormente en cine, pero con la notable diferencia del tremendo oficio superior de la cinta independiente. Las actuaciones, la dirección, la música, los escenarios, en realidad todos los elementos incluidos hacen de «La secretaria» una cinta mucho mejor a «Cincuenta sombras de Grey». Inclusive aquellas escenas que pudieran parecer incómodas, terminan provocando una sonora carcajada.
Polémica, sobre todo si no se lee de la manera en la que se plantea hacia el mismo final, «La secretaria» podría no ser del gusto de todos; pero vamos, permítanse disfrutarla y estar expectantes a lo que el director propone. Porque sí, a diferencia de «Cincuenta sombras de Grey», estamos frente a una idea más amplia que la «simple» dominación y sumisión.
Como corolario, y aunque creo está de más mencionarlo, «La secretaria» es desde luego una cinta muy sexy que se antoja para ver en pareja, pues desde que la tensión sexual entre los dos personajes inicia , ésta no deja de contagiarse de manera evidente a través de la pantalla. Créanme.
«La secretaria» la pueden disfrutar en renta a través de YouTube, a un muy módico costo de $25.00 pesos. Permítanse verla y con gusto la platicamos.
Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.
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