‘Historias de danzón y de arrabal’, de Aleks Syntek

Por Asfaltos.

El tiempo es en efecto un bien no renovable. La nostalgia castiga a aquellos que persisten en vivir en el pasado, la melancolía se lleva los recuerdos mientras el cuerpo persiste en recordarnos que el tiempo no pasa en vano. Si me leen los miércoles saben que la nostalgia suele invadirme, sensación misma que me hace recordarles una melodía que ya va para los 10 años… ¡10!

 

De entrada, ¿qué es el danzón y qué es el arrabal? El danzón es uno de los géneros populares más queridos en nuestro país; quizá ya en desuso por las nuevas generaciones, pero siempre arraigado en quienes recibieron la tradición de quienes les precedieron. El danzón es de origen cubano pero orgullosamente adoptado mexicano. El arrabal, por su parte, es el nombre que recibían los barrios a las afueras de una población, habitados por una población de bajo nivel económico.

El danzón y el arrabal, así como otros géneros musicales y de baile, conectaron de inmediato con los barrios más pobres de las ciudades mexicanas, mismas que iban creciendo en su urbanización sin un reparto justo de ganancias. Se acercaba la mitad del siglo XX mexicano, y en Ciudad de México la situación no era diferente. El cine, por ejemplo, captura mucho de lo sucedido en aquellos años con cintas y figuras que aún se pueden ver en televisión como «Nosotros los pobres» (1947) de Ismael Rodríguez con Pedro Infante. El inolvidable «Pepe el Toro», cuyo «pecado» era ser pobre, era el ejemplo vivo de quienes de provincia llegaban a la capital mexicana en busca de un mejor futuro.

«Historias de danzón y de arrabal», de Aleks Syntek, es la melodía con la que evoco hoy el arrabal y el danzón, elementos importantes para conocer y entender las entrañas de una urbe como Ciudad de México. En la melodía Aleks Syntek escribe sobre un amor en un tugurio donde la pasión, la lujuria y el alcohol se desbordan. Quizá, solo quizá, lo único que no me agrade de la canción es su video, un poco fuera de lugar para ser un historia de arrabal… ¿no creen?

Foto: Carol C.