Por Sandyluz.
Estrenada desde marzo de 2017, la serie de Netflix «13 Reasons Why» ha ganado sobrada popularidad entre adolescentes y adultos. Como dato curioso: Selena Gómez tendría el papel protagónico, pero declinó, prefiriendo ser productora ejecutiva. A grandes rasgos, esta serie, basada en la novela de 2007 de Jay Asher, explora las causas y consecuencias de un suicidio adolescente, inmiscuyéndose en temáticas controversiales como el acoso (bullying) y la violación. Guardar silencio ante estos temas, no parece ayudar mucho a la víctima; tampoco aligera la conciencia de los posibles implicados.
Desde los primeros minutos del capítulo 1, el espectador advierte que la narradora intradiegética protagonista, Hannah Baker, está muerta. La premisa básica se manifiesta: conoceremos su versión y a las personas a quienes ella responsabiliza de su suicidio, mediante escuchar los 13 cassettes que grabó, antes de morir (estructuralmente hablando, cada cinta es un capítulo y un personaje secundario o victimario diferente). El momento clímax de la historia sucede en el capítulo 12, cuando realmente comprendemos cuál fue el evento determinante, para que ella quisiera morir, mismo que tiene que ver con la imposibilidad del adolescente para lidiar con el acoso físico y verbal, asimismo, con guardar silencio, ante la brecha entre el mundo de adolescentes y adultos. ¿El capítulo 13?, el desenlace de la historia, con su treceavo «culpable»; también, se apuntalan algunos eventos, para una posible segunda temporada; esto, gracias al efecto avalancha, derivado del imparable devenir de los personajes secundarios, implicados en capítulos previos.
Hablando de los roles, lo primero que cabe destacar es que el protagonismo de la serie se integra con la mancuerna vivo-muerto, Adán-Eva, víctima-victimario. Hannah Baker y Clay Jensen cumplen esta dualidad; pasan de ser compañeros, para ser enamorados, y luego, casi adversarios. La pregunta aquí es: ¿quién es realmente la víctima en una situación de suicidio? La serie completa nos muestra la pacientemente delineada venganza de la suicida, quien estropea la paz de sus supuestos victimarios, ya que no vuelven a ser los mismos luego de las 13 cintas, especialmente Clay, quien como su nombre lo indica (arcilla), se manifiesta voluble, irascible e inconforme, pues experimenta sentimientos de amor y culpa por Baker, “repostera” y ejecutora de todo este conflicto.
Uno de los temas mejor desarrollados en esta serie, y que queda como moraleja en el capítulo 13, es la fisura entre el mundo de adolescentes y adultos, pues, ni las buenas intenciones del orientador escolar, ni la empática y saludable relación entre los padres de Hannah y su hija, pudieron adivinar lo que ésta fraguaba; tampoco que dejaría su testamento suicida, adjudicando culpas, por medio de las cintas de cassette que dejó grabadas.
El papel de los medios de comunicación (o incomunicación) es un aspecto destacado de la serie, pues, a pesar del contacto cara-cara, el papel de las redes sociales (WhatsApp), en el sentir y proceder de los personajes adolescentes, es preponderante; el peso del rumor, en la dislocación de la reputación de Hannah; todo un mundo de intrigas y sospechas, «a ojos vistos», a través del teléfono celular. Junto con estos medios, conviven otros más rudimentarios, como los recaditos y cartas, dentro del colegio, y por supuesto, las cintas de cassette, elemento vintage, que recuerda la atemporalidad de los problemas sociales que sorteamos en la actualidad.
En el aspecto técnico, es magistralmente empleado el recurso del flaskhback (analepsis); por medio de cortes directos y trabajo de edición, nos ponen ante el mismo personaje y mismo escenario, pero en el evento pasado o presente, según corresponda, aportando dinamismo y abriendo paso al espacio vacío, para que el espectador complete y participe de la escena, por medio de la inferencia o conjetura. Todo esto con un fin: la reconstrucción de los eventos que culminaron en suicidio.
Finalmente, es necesario señalar que el peso narrativo de esta serie está en su desarrollo y personajes secundarios, pues, de manera organizada y progresiva, cada capítulo se enfoca en el conflicto que tuvo la fallecida protagonista con específicamente uno de los personajes secundarios; así también, la tensión narrativa va en aumento, conforme evolucionamos hasta llegar al personaje más difícil y perturbado de todos: capítulo 12, Hannah vs Bryce.
Sin más, debo decir que la popular serie narra una historia, quizás muy manoseada; no obstante, su bondad radica en contar las diferentes versiones de una misma escena del crimen. Al final, los empáticos y antipáticos personajes nos llevan al cuestionamiento sobre quién es la verdadera víctima y sobre si es justo acusar tan severamente a los implicados, incluidos el casi novio y los padres. Lamentablemente el libre albedrío sí nos habilita, jóvenes o viejos a tomar la crucial decisión: vivir o morir.
«Thirteen reasons why». U.S.A: July Moon Productions, Kicked to the Curb Productions, 2017.
Sandyluz. “Detrás de la pluma…” Egresada del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca, de la carrera de Ciencias de la Comunicación. Completó estudios de Creación Literaria en la Escuela de Escritores del Estado de México (SOGEM). También terminó una maestría en Estudios Humanísticos con especialidad en Literatura, en el Tecnológico de Monterrey. En un plano más relajado, es aficionada a los libros y a la escritura desde corta edad; ha escrito de manera informal cuentos y poesías; con uno de sus primeros cuentos ganó un concurso local del cual obtuvo su primer retribución económica y profesional, siendo ello un significativo incentivo para seguir escribiendo. La Literatura ha sido una válvula de escape para no enfermar de realidad. La fantasía reanima el fulgor de los sueños que soñamos dormidos y que soñamos despiertos…
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