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Por Aranzazú Martínez Galeana.
Para aquellos que no estén familiarizados con Kony 2012 he aquí una pequeña introducción. Joseph Kony es un líder militar ugandés al frente del LRA (Lord´s Resistance Army). Este ejército ha operado en los últimos 30 años por medio del secuestro y reclutamiento de niños, quienes más tarde son convertidos en soldados o esclavos sexuales. Inicialmente el LRA estaba en Uganda pero desde hace aproximadamente 6 años dejó el país para desplazarse a otros países vecinos como Sudán o la República Democrática del Congo. Según los datos del documental Invisible Children (Niños invisibles) alrededor de 30,000 niños han sido víctimas de este grupo armado, por lo que el objetivo de la campaña mediática Kony 2012 es “usar el documental, la creatividad y la acción social para terminar el uso de niños en la guerra de Joseph Kony y restaurar la paz y prosperidad en las comunidades afectadas por el LRA en África Central”. El documental de media hora es sumamente motivador y pese a todas las críticas (he aquí una y otra) cumple su objetivo, genera acción social y eso es de lo que tratará esta entrada. El tipo de movilización que proponen fenómenos mediáticos como Kony 2012.
En inglés existe un término sumamente acertado para denominar este fenómeno. Fauxtivism. Según el Diccionario Urbano es aquel tipo de activismo que requiere poco o nulo esfuerzo por parte del protestante por ejemplo, firmar peticiones o cadenas de correos electrónicos o actualizaciones de estados. La campaña mediática de Invisible Children conjunta varios elementos que despiertan una parte de nosotros que invita a la acción. Es conmovedora e idealista pero también es simplista y vaga. A lo largo del documental pasas por diferentes estados de ánimo como espectador desde el rechazo total a Kony hasta el deseo prácticamente irrefrenable de hacer lo que sea por unirte a la causa. Sin embargo, ahí es donde empieza uno de sus principales problemas. Decides compartir con el mundo tu nueva revelación, lo haces en Facebook, Twitter no importa la red social. Sólo compartes. No criticas ni analizas, menos aún propones. Sólo compartes. Claro que se vale difundir y ayudar a que más personas vean más allá de su nariz pero también es importante ejercer la libertad que tenemos de manera informada y analítica. Si nos limitamos a replicar todo tipo de contenidos sin ton ni son, no podemos llamarnos agentes de cambio, menos aún activistas.
Otra de las consecuencias que fenómenos como Kony 2012 producen es la simplificación de la realidad. Un conflicto que inicialmente empezó dentro de los límites de un país se ha vuelto uno de índole regional donde la mezcla de intereses, actores y estrategias se entremezclan para complicar aún más la situación. La vulnerable situación de los que siguen siendo niños soldados o esclavos sexuales, el proceso de reconstrucción de las aldeas afectadas por el LRA, el mantenimiento de paz y estabilidad regional son procesos que no se solucionaran este próximo 20 de abril (fecha en la cual se pretende llenar las calles de pósters e imágenes alusivas a Kony para atraer la atención nacional –estadounidense-y por ende, mundial). Esto no quiere decir que concientizar, momentáneamente, a las personas sobre algo que pasa más allá de su país este mal o sea incorrecto. Sin embargo, para causar un verdadero efecto o una “revolución social” como claman en el video, las personas deben informarse, pensar y criticar. Si no ocurre así, el efecto será igual de efímero que muchas otras noticias que leemos en el periódico o escuchamos en el radio. Llámenme pesimista pero con darle “like” o compartir un video, Kony no será atrapado ni encontrado. No será juzgado en un abrir ni cerrar de ojos menos aún el LRA dejará de existir. Eso sí, tendrá sus cinco minutos de fama.
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