Por Asfaltos.
Lucasfilm dio de qué hablar la pasada semana, y no, no fue en esta ocasión por algún avance nuevo de «Star Wars: The Last Jedi», o por la confirmación de la «probable» cinta spin-off dedicada al personaje de Obi-Wan Kenobi; no, en esta ocasión Lucasfilm dio de qué hablar al anunciar una vez más un despido de grandes magnitudes. Sí, el director de la aún sin nombre «Episodio IX», Colin Trevorrow, era dado de baja del barco que debía cerrar la más reciente trilogía de la saga creada por George Lucas. Días después del anuncio se confirmaba la siguiente noticia: Jeffrey Jacob Abrams, J. J. Abrams, sería el responsable de semejante tarea.
J.J. Abrams to write and direct Star Wars Episode IX. https://t.co/aVF8UWaK0e pic.twitter.com/YrjgZZNxUx
— Star Wars (@starwars) 12 de septiembre de 2017
No les voy a mentir, en cuanto supe que Abrams sería el elegido para cerrar la trilogía cuya cinta inaugural le tocó dirigir, no me agradó del todo. No tanto porque Abrams haya sido o no el principal responsable del resultado de «Star Wars: The Force Awakens» -que para muchos no fue mas que una copia de la trama de «Star Wars: A New Hope»-, sino porque de verdad me entusiasmaba la idea de tener una cara nueva detrás de cada episodio.
Colin Trevorrow, con un paso más discreto en el cine que el de Abrams -aunque con «Jurassic World» como principal carta de presentación-, sí era indudablemente una apuesta quizá más arriesgada, pero del mismo modo también más fresca para esta trilogía. Cierto es que si de innovar se trataba, «Jurassic World» no es por así decirlo absolutamente una revolución de la franquicia que creara Steven Spielberg en 1993; aunque quizá con las libertades que se dice se les han otorgado a escritores y directores de las películas de Star Wars, podría haber sido una apuesta interesante ver cómo era que Trevorrow se probaba frente a este interesante y difícil reto.
Sin embargo, si algo hay cierto en Lucasfilm, es que los errores no están permitidos, por más «innovadores» y «arriesgados» que éstos sean, como les sucedió a los también despedidos Phil Lord y Christopher Miller. A diferencia de las primeras 6 películas que dirigiera George Lucas con una visión más personal -de autor, pues-, las nuevas películas de Star Wars no tienen permitido equivocarse de ninguna manera porque ésto resultaría precisamente en un golpe donde más duele: los números.
No quiero ser un catastrofista, pero al ser Star Wars parte de una empresa multimillonaria, y éste uno de sus productos más importantes, es evidente que los riesgos van a ser menores a los que se vivieron indudablemente durante las dos primeras trilogías. Riesgos que si bien pueden terminar en algo que termine terriblemente mal, también pueden ser riesgos que terminen por lograr algo que nos alucine y nos encante.
Sí, por el momento, adiós a los riesgos en Star Wars, y hola a a la seguridad financiera que gente como J. J. Abrams puede ofrecerle al cierre de la más reciente trilogía -que no la última, seguro-. Ya, en otro momento, tocará repasar qué es lo que le depara al final; pero de que fue una idea acertada regresar a Abrams, aunque no sea del todo fan de la decisión, de eso no me queda la menor duda. Pero bueno, para eso ya habrá tiempo para discutir eso.
Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.
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