Por Asfaltos.
Con todo lo que ha pasado en Ciudad de México, apenas recordé hace unos días que U2 volvería a tocar a México, y que sí, yo asistiría una vez más a verles. U2 brindará 2 conciertos en Ciudad de México, mañana 3 y pasado mañana 4 de octubre de 2017; ambos shows serán en el Foro Sol. Por lo pronto, la primer fecha, la del 3 de octubre, está agotada. U2 visita México por quinta ocasión, desde aquella primera en noviembre de 1992.
U2 ha sido siempre mi grupo favorito. Su música me ha acompañado por muchos años desde que la empezaba a escuchar en el carro, cortesía de mis papás, quienes repetían y repetían, una y otra vez, los casetes que tenían de los irlandeses. «The Unforgettable Fire» (1984), «Rattle and Hum» (1988), «Achtung Baby» (1991), «Zooropa» (1993) y sí, desde luego, «The Joshua Tree» (1987).
Desde el inicio «The Joshua Tree» me parecía una maravilla, primero por la canción de introducción, por la maravillosa y siempre emotiva «Where The Streets Have No Name». ¡Qué forma de empezar un álbum! ¡Qué forma de iniciar cualquier obra! El famoso riff de la guitarra de The Edge, el eterno riff de la rola, sirve como base para una canción que ha sido siempre grandilocuente, y que sobre todo, emociona desde el momento en el que se le escucha.
¿Después? Después «I Still Haven’t Found What I’m looking For» y «With Or Without You». ¿Así, o mejor forma de empezar un álbum? Los tres grandes éxitos de «The Joshua Tree» pegaditos, listos para empezar un material que no te suelta sino hasta el final; tres éxitos que además se cuentan sin problema entre los más grandes éxitos en toda la carrera de la banda. ¿Sabrían desde el inicio que esas 3 se volverían eternas?
Cuando estaba morro, cuando estudiaba en la primaria, mis amigos y compañeros me preguntaban por el grupo musical que me gustaba. No recuerdo mucho qué escuchábamos, no recuerdo en sí si en los primeros años de la primaria realmente a uno le gustara fervientemente la música; pero lo que sí recuerdo es que siempre me gustó U2, siempre. No recuerdo el momento en el que no los conocía, pues como escribía, mis papás los ponían a cada rato: eran ya parte de mí.
Mi mamá era indudablemente la principal promotora del grupo, mi mamá que suspiraba -y creo todavía- por Bono, el Bono exravagante de aquellos años; el Bono de la gran voz y el dueño del escenario. El Bono antes de los polémicos acercamientos con políticos, el Bono antes de la política descaradamente abierta; el Bono antes del Bono que hoy muchos detestan y odian… y que yo, incluso, veo con recelo.
«The Joshua Tree» siempre fue, de entre todos, mi álbum favorito. Actualmente sigo considerando el álbum de esa manera, aunque también acepto sin duda que «Achtung Baby» es un mejor material por todo lo que implicó para el grupo. Sin embargo, cuando algo se ama, cuando uno se enamora, el corazón suele no escuchar razones, y conmigo así sucede con «The Joshua Tree».
Lo escuchaba en casete, luego, cuando pude, lo descargué y también me lo compré en CD. Creo que he escuchado todas las versiones habidas y por haber de un álbum en el que se encuentra mi canción favorita, la canción que le dediqué y canté en un karaoke a una novia, la que creo mejor demuestra la calidad vocal de Bono, y vaya… «Running To Stand Still».
Era febrero de 2006, ¡hace 11 años!, cuando yo veía junto a mis papás el DVD de la gira de U2 de aquellos años, «Vertigo: Live From Chicago». Se apagaban las luces del escenaro en Chicago, sonaba un teclado tocado por The Edge, y sí, se escuchaban los primeros compases de «Running to Stand Still» de U2; Bono toca la armónica. Es curioso, pues a días de mi primer frenético concierto de U2, cuando pensaba que nunca los vería en vivo, me acuerdo muy bien de ese instante frente a la televisión en el que me emocioné como pocas veces, casi queriendo derramar una lágrima de alegría: vería a U2 finalmente.
Al momento van 4 ocasiones que veo a U2, mañana será la 5. La primera vez el concierto se me fue rapidísimo; la segunda y tercera vez los disfruté tremendamente, como nunca quizá; y la cuarta vez, quizá más cansado, solo me dejé llevar y apacigüé mi fanatismo por un momento. Mañana no se cómo lo viva, porque sin quererlo, ando como muchos en Ciudad de México, aún un poco golpeado.
Quizá, quizá cuando escuche «Running To Stand Still» pueda decirles finalmente qué siento, rodeado de 2 grandes amigas, una que por cierto conocí gracias a U2; quizá cuando escuche finalmente «Running To Stand Still» en directo pueda definir si fue, o no fue, catártico. Quizá, cuando suene aquel primer álbum del que me enamoré de principio a fin, en vivo, tocado por mi grupo favorito, pueda confesar que además de todo, resultaba necesario.
No lo sé, por lo pronto, lo que sí sé con certeza, es que mañana veré a U2 por quinta ocasión; que mañana escucharé «The Joshua Tree» en directo; y quizá, con un poco de suerte, hasta escuche «Bad» también… vaya que eso, eso sí que sería perfecto.
Foto de portada: U. S. National Park Service.
Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.
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