Por Juan Aguilera.
«He visto cosas que los humanos ni se imaginan», Roy Batty («Blade Runner»).
Desde el estreno de la original «Blade Runner» del director Ridley Scott, han pasado 35 años, pero en el universo dentro de la película sólo han sido 30. Esta vez el director quebecuá, Denis Villeneuve, es el encargado de adentrarnos nuevamente al mundo distópico, futurista imaginado por Philip K. Dick.
En esta nueva entrega la acción se centra en el personaje de Ryan Gosling, K, quien es un nuevo tipo de oficial Blade Runner; su misión sigue siendo la misma que la del legendario Rick Deckard (Harrison Ford), identificar, rastrear y retirar a los viejos modelos de replicantes que aún quedan en Los Ángeles. Al rastrear a uno de estos viejos modelos Nexus, K descubre un secreto que cambiará toda la idea y futuro de los replicantes; mientras continúa investigando necesitará la ayuda del ya conocido Oficial Deckard. En esta misión el propio K descubrirá detalles de su propia personalidad y pasado que lo hacen obsesionarse con esta búsqueda.
Como ya nos tiene acostumbrados el prolífico director canadiense, esta continuación del clásico de culto de 1982, se lleva de manera solemne, con escenas de acción bien manejadas, sin necesidad de excesos, pero sobre todo con una espectacularidad visual tanto en la fotografía, llevada de manera magistral por Roger Deakins, y escenarios casi en su totalidad construidos y sin la necesidad de caer en los ya redundantes efectos creados sobre una pantalla verde.
Una de las grandes virtudes de esta cinta es la cine-fotografía, una alegoría al constante movimiento y a los claroscuros que dicta la corriente del neo-noir, un tipo de fotografía que no sólo se centra en los movimientos bidimensionales canónicos, si no que busca una tridimensionalidad, girando la cámara a lugares fuera de lo común. La iluminación está en constante movimiento, y con esto me refiero a un movimiento real de la luz que en ocasiones revela personajes y situaciones que poco a poco en una toma serán devorados por las sombras que juegan un papel definitivo en la narrativa. Esta es la prueba de que un cine-fotógrafo consolidado como Deakins, no deja de innovar y de crear nuevas formas de atrapar al espectador a través de su ojo.
Otro forma de atrapar a la audiencia, es a través del sonido, en un mundo lleno de máquinas, autos voladores, anuncios holográficos y una sobre población, el ruido mecánico constante que nos envuelve al sumergirnos en la historia se vuelve un personaje más de la trama. Una forma de indicarle al espectador que no está solo, y no sólo eso, sino que además nunca se tendrá un descanso sensorial durante las 2 horas y 43 minutos que dura este viaje.
Los rumores alrededor de la música fueron muchos en la etapa de preproducción de la cinta, el pensar un universo de «Blade Runner», sin los tonos de Vangelis era impensable, pero al poco tiempo se confirmó que prescindirían del griego para darle entrada al islandés Jóhann Jóhannsson; más tarde se supo que también se había hecho de lado a uno de los colaboradores más recurrentes de Villeneuve. Al final fue Hans Zimmer quien se terminó encargando de darle el esperado sonido ciberpunk a la banda sonora y definitivamente lo hizo de maravilla, una mezcla de los mismos sonidos mecánicos, metales y electrónica que rodean a la película con el ya conocido estilo de Zimmer, nos llevan a conectar con el ambiente y el mundo del futuro.
Por supuesto que las referencias a la obra de Scott no pueden faltar en esta nueva entrega, generando recuerdos al espectador que nos remiten a 1982, con audios de conversaciones, escenarios, y hasta el reencuentro con algunos de los más emblemáticos personajes como el Oficial Deckard; pero ahí no queda la cosa, las sorpresas de personajes y recuerdos no dejan de rondar durante toda la película, incluso en la historia, ya que el pasado mismo será una referencia constante.
Por último, pero no menos importante, una gran base son las actuaciones, la personalidad y rostro de ganador del Globo de Oro, Ryan Gosling, le brinda al personaje de K un misticismo constante que permite transmitir la soledad de la distópia en la que vive la sociedad, al mismo tiempo le brinda un toque de emotividad en su relación con Joi, interpretada por la bella cubana Ana de Armas, otro personaje que aunque no es central para la historia es fundamental para el desarrollo de K. Veremos a un Harrison Ford envuelto una vez más en uno de sus más icónicos papeles, y lo retomará de una forma brillante, lleno de recuerdos y solitario pero demostrando que la edad no es un impedimento para seguir ejecutando escenas de acción y pelea como nadie más. Jared Leto, pese a tener una interpretación corta, pero de suma importancia en la historia, definitivamente se reivindica de ese, esperemos, olvidable Joker de «Escuadrón Suicida» (2016). Robin Wright no deja de sorprendernos con su personalidad y belleza que nos transmitirá un personaje llena de empoderamiento y fortaleza.
En definitiva, una secuela que no decepciona en los aspectos técnicos y artísticos de quienes la rodean, con una historia que por sí misma, puede parecer hasta cierto punto inverosímil, pero que ligada como lo que es, una secuela, permite al espectador creer todo lo que está viendo y descubrir al mismo tiempo que los propios personajes.
«Blade Runner 2049» (2017)
Director: Denis Villeneuve.
Música: Hans Zimmer, Benjamin Wallfisch.
Fotografía: Roger Deakins.
Reparto: Ryan Gosling, Harrison Ford, Ana de Armas, Jared Leto, Sylvia Hoeks, Robin Wright, Mackenzie Davis, Carla Juri, Lennie James, Dave Bautista, Barkhad Abdi, David Dastmalchian, Hiam Abbass, Edward James Olmos.
Con imágenes cortesía de Sony Pictures México.
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