Cuernavaca y El Festival 2017

Texto por Eduardo Meléndez.
Fotos por Jesús Ortega.

Domingo 29 de octubre del 2017 fue la fecha designada para la primera edición de El Festival, festín musical con cartel cargado de bandas y artistas que superaban la expectativa o promesa de muchos otros, en lo que refiere a música nacional y sudamericana; incluso se estableció que el mismo contara con una temática de «juegos y tradición nacional» para el disfrute de la audiencia, pero antes de entrar en detalles, repasemos lo que aconteció en éste esperado evento.

De primera instancia se definió que contaría con 2 escenarios nombrados «El Corazón» y «El Diablo», mismos que albergarían a 16 bandas, formato que otorga dinamismo al público y generalmente mantiene al ánimo sin descansar.

Todo arrancó de mano de Serbia en «El Diablo», banda que desde Monterrey y con nuevos sencillos bajo el brazo como «Abúsame», se mostrarían fuertes en su presentación, incluido en ello que han tenido la oportunidad de presentarse anteriormente en festivales y shows importantes de bandas ya reconocidas de la escena nacional; lo anterior lo menciono, ya que de inicio a fin contamos con un cartel basto para disfrutar de una gran tarde y la muestra importante de Serbia es que cada vez más muestran abrirse paso en la búsqueda de consolidarse.

Quien abrió el escenario «El Corazón» fueron nada mas y nada menos que Las Pastillas del Abuelo, con su «rock Barrial» que marcaría paso y nivel para lo que vendría en los 30 minutos que se pudo disfrutar de ellos; para quienes no los conocían a pesar de su larga trayectoria, y desde luego para quienes disfrutaron la sensación de escucharlos una vez más.

Para continuar con el dinamismo, en el escenario gemelo haría aparición Sonido San Francisco, quienes entre cumbia y desde Colombia, marcarían el paso a pesar de ligeras fallas técnicas o de tiempo. Su música sin duda resultó digna de bailar y de gozar; no hubo mas que dejarse llevar.

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Con currículum aprobado y cada vez más cerca de nuestro país, Estelares darían giro nuevamente a los oídos, gente coreando canciones a ojos cerrados; ellos sencillos en su rock, pero pulidos con el tiempo, dejando también sus canciones más esperadas como «Sólo por hoy».

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Luego fue el turno de otros conocidos más, «El Diablo» presentaba a unos compatriotas que dirigidos por Ismael, se hacen llamar Los Daniels, grupo más que esperado por el público y que sacaron lo mejor de su repertorio con canciones como «Lágrimas», «Te puedes matar», e incluso su aportación al tributo a José José, «Desesperado», o «Al más allá»; aunque para este momento ya se habían notado algunas fallas técnicas y retrasos de tiempo en la programación, pareció innecesario que se manchara todo con el hecho de definitivamente cortarlos. ¿A qué me refiero? A que el público se quedó coreando la última canción, ya que literalmente pararon su actuación cortando el audio, y aunque la banda continuaba tocando, resultó inevitable la molestia tanto de la audiencia como de la banda como tal.

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De forma justa, en cuestión de tiempo, arrancaron Indios, argentinos quienes con su atrayente pop rock, se han venido mostrando a oídos mexicanos con «Tu geografía», con la que mostraron su frescura y diversión al momento de encontrarse en el escenario, o incluso entre el público donde también pudieron disfrutar de otras bandas.

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Para atender el final de la primera mitad de «El Diablo», se hicieron presentes Buzz Lightyear, Woody, Austin Powers, entre otros; claro, eran los Little Jesus, más suaves y recorridos, generando ese giro por el que ya nos encontrábamos. Los oriundos del sur de la capital mexicana, marcaron su propio paso, aunque eso enmarcara tener que silenciar en ocasiones las pruebas de instrumentos del escenario vecino.

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Para hacer lo propio en «El Corazón», Allison subiría de tono las acciones entre el punk rock y pop de casa, una pelota gigante para el público y el ya característico recorrer del escenario por parte de sus integrantes con la energía que ellos mismo cargan y proyectan al público al interpretar canciones como «Dualidad», su nuevo sencillo «Miedo» o su ya clásico «Frágil».

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Para volver a dar un giro y desde Montevideo, no sonaron trabalenguas ni palabras al aire, se trataba de rap-rock que incluso suma ciertos elementos electrónicos del «Apocalipsis Zombie» del Cuarteto de Nos; cómicos, enérgicos y de basto vocabulario, dieron despedida al sol en la ciudad de la eterna primavera porque saben que es «Lo malo de ser bueno». Presentaron también sencillos de su nueva producción, entre mordidas para un final contundente con «Yendo a la casa de Damián».

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Un giro más y bufet de música, La Banda Bastön traían tradición y rap, mariachi de fondo y más; Muelas de Gallo y Dr. Zupreeme dieron beat a la ya entrada noche con «Sólo como amigos» y la más que coreada «Me gustas».

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Para la parte alta y con la audiencia recorriendo los escenarios, se esperaba a otros uruguayos consolidados en nuestros país. A pesar del retraso que continuaba, y con la banda ansiosa de iniciar, se juntaron los ánimos para recibir a No Te Va Gustar, quienes no escatimaron para interpretar «A las 9», «Cero a la izquierda», su más reciente sencillo «Autodestructivo», «Fuera de control» y la que hizo que se inundara el aire: «Chau».

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Ya entonados con tonos reggae y rock en «El Corazón», con festejo incluido, aparecieron Los Pericos, quienes desde hace un tiempo nos presentan sus clásicos con elementos musicales de jazz o más rock y su ya conocido ska al ejecutar «Runaway», «Pupilas lejanas» y «Sin cadenas», muchas de ellas acompañadas con amigos como Dr. Shenka, quien le subiría de tono al espectáculo.

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Giro nuevo, profundo, con mensaje, así tocó el turno del renovado Porter quienes hacían suyo a «El Diablo»; su música trajo calma y emoción al mismo tiempo, después de lo generado anteriormente por el cartel, pero igual de multifacético que siempre marcaba un montaña rusa que arrancó con «Host of a ghost» pasando por «Espiral» e incluso «Cuxillo».

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La película continuó, pero ahora con la idea de «hacer ruido a la Enjambre«, palabras del mismo Navejas que no paró de moverse, impulsar, mojar y alimentar a un público que los estaba esperando para poder hacerse sonar entre  su «Dulce soledad» con «Manía cardiaca», en una interacción que fue del «Tercer tipo» entre «Tulipanes» en su «Visita» a Cuernavaca, terminando reventándose con «Cámara de faltas».

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Una primera edición trata de celebrar cuando la intención es seguir conquistando sitios a través de la música, una fiesta; y para lo anterior quiénes mejor que ellos, especialistas entre fiesta, murga, cumbia y pop, igual de extensos en su alineación… Sí, me refería a Los Auténticos Decadentes, un proyecto atlético entrenado para un set list lleno de clásicos y éxitos que no paró. Literalmente, canción tras canción sin pausas, Los Auténticos Decadentes maravillaron porque en 30 años «aunque corrió mil carreras, mi caballo no está tan cansado…». Ver pasar recuerdos, años escritos en canciones por «Los piratas», con la voz de Julieta captada acompañando a Jorge Serrano en «No me importa el dinero», o el mismo Perro interpretando «El pájaro vio el cielo y se voló»; la cumbre del baile con «El murguero», donde aunque se cambie el micrófono 2 ó 3 veces, no resulte algo importante porque no se detienen, y entre tanto «Somos» y «La guitarra» se llevarían la noche para el mismísimo escenario «El Diablo».

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Para quienes aún contaban con energía y con la expectativa de si en esta ocasión «se arrancaría la piel», tocó el turno del irreverente Silverio; beats e insultos fueron matando la noche hasta sellarla en «El Corazón».

Conforme a lo anterior y en lo que corresponde a las bandas y artistas que se desempeñaron durante todo el día, siempre habrá un público ansioso por degustar platillos como éstos; en lo que respecta al evento en general, quizá hay temas puntuales que atender y que en cierta medida son comprensibles al ser su primer edición, como logística, problemas recurrentes técnicos y/o de audio, aunados a tiempos retrasados o cortes en los shows; costos un tanto inflexibles conforme a los alimentos y poca variedad ya que al ser más de 12 horas de show continuas, se resiente la audiencia y la falta de actividades de distracción que se anunciaron tiempo atrás, ya que los que había estaban faltos de una imagen atractiva o en algún punto en el que la gente pudo acudir a ellos con facilidad sin generar obstrucción. Todo lo anterior son aspectos que en lo personal se pueden observar fácil y que sin problema alguno se pueden atender para que el evento confeccione una idea que concrete al 100%.

Sin más, puedo pedir que vengan más carteles de esta magnitud, que venga una segunda edición, que se siga atrayendo al mismo público de Ciudad de México a la ciudad de vecina de la eterna primavera; en fin, ¡que haya más «rock show» en el calendario!