Por Asfaltos.
Mientras en Estados Unidos, y en el mundo, se celebraba el entonces próximo estreno de «Star Wars: The Last Jedi» (en el link la reseña sin spoilers), sucedían dos noticias que cimbrarán el mundo del entretenimiento, y en general muchas cosas más (sobre todo por la primera gran noticia que les quiero compartir). Sí, calma, habrá comentario de «Star Wars: The Last Jedi» ya con spoilers en Reconoce MX, pero éste vendrá de gran manera en el tremendo #PodcastRCMXitinerante que estrenaremos este jueves 21 de diciembre, ¡así que atentos! Pero bien, ¿de qué par de noticias les estoy hablando?
El pasado jueves 14 de diciembre, el director de la Comisión Federal de Comunicaciones de los Estados Unidos de América (FCC por sus siglas en inglés), Ajit Pai, llevó a buen puerto su largo interés en terminar con una serie de reglas que bajo la administración del presidente Barack Obama se habían establecido para garantizar la llamada «neutralidad de la red». Desde luego que este importante paso no fue realizado en solitario, sino con ayuda de los republicanos, la administración del presidente Donald Turmp, y por supuesto, gigantes de las telecomunicaciones como lo son AT&T, Comcast y Verizon, entre otras.
Pero antes que nada… ¿A qué se refiere uno cuando habla de la «neutralidad de la red»? En 2015 el presidente Barack Obama dispuso de reglas que garantizaran frente a los proveedores de internet y a los gobiernos, a que todos los internautas fueran tratados como iguales. A ver, visualicemos un poco la red como el Periférico de la Ciudad de México, donde todos, como internautas, tenemos la capacidad de navegar como iguales. Con el fin de la neutralidad, sin regla alguna que lo prohíba, las empresas encargadas de esa avenida informática podrían un día bloquear algunos accesos, o abrir un segundo piso para que quienes puedan -a partir de una cuota- gozaran así de una velocidad mayor, perjudicando y reduciendo la capacidad a los demás usuarios.
Es natural pensar que quienes están encargados de las avenidas informáticas, pensando en su propio negocio, estén tentados a abrir espacios especiales con algún costo extra que les genere jugosos dividendos. De acuerdo al propio Ajit Pai, lo anterior no es obvio de esperarse, pues antes de la regulación en la era Obama, las empresas de teelcomunicaciones no llegaron a tomar estas medidas… ¿Pero acaso no tener ya de por medio una ley que se los impida, lo vuelve de entrada ya muy tentador?
Ahora bien, lanzando la segunda noticia, que se conecta en este punto con la ya anteriormente mencionada, casi a la par Walt Disney anunciaba el cierre de un acuerdo con Twenty-First Century Fox para hacerse de sus estudios de cine y de televisión por la friolera de 52,400 millones de dólares. La compra, más allá de la impensable cifra mencionada, para ponerla en perspectiva nos pone en el primer caso en su tipo entre 2 estudios majors del Hollywood estadounidense, mismos que juntos abarcan cerca del 40% de la industria cinematográfica en aquel país. Poca cosa, ¿no? Además, en la compra Walt Disney se hizo del mayor control de Hulu (60%), la plataforma de streaming que podría usarse a favor de la otra plataforma del mismo tipo -pero 100% propia- que ya se rumora desde hace varios meses podrá estrenar en un futuro no muy lejano la propia empresa del «ratón Miguelito».
Disney ha estado trabajando de forma muy contundente en seguir siendo la empresa de entretenimiento más poderosa del mundo. La compra de empresas como Pixar, Marvel y Lucasfilm («Star Wars», ni mas, ni menos), son los antecedentes de la nueva adquisición de franquicias de la Fox como «X-Men», «Alien», «Avatar», «Planeta de los Simios», «Los Expedientes Secretos X», «Los Simpsons», «Hijos de la Anarquía» y «Fargo», entre otras muchísimas más. Con lo anterior, una plataforma propia de Disney, que además entregue transmisiones en vivo de eventos como la D23 y Star Wars Celebration (ésta, al momento, transmitida vía gratuita gracias a una alianza con el gigante Verizon), suenan como una gran manera de empezar una plataforma que compita más que agresivamente con la líder actual: Netflix.
Imaginemos entonces, con estas 2 noticias, que Walt Disney se aliara con alguna de las grandes empresas de telecomunicaciones (como se rumoró en verano de este año con un negocio entre la ya muy mencionada Verizon y Disney), en la que con las nuevas «libertades» adquiridas en cuanto al tráfico en la red, se beneficie a una plataforma de streaming sobre otra, con una más rápida navegación y un mayor y más sencillo acceso a los productos exclusivos de ésta. No sé ustedes, pero todo esto me empieza a sonar un poco a competencia inequitativa, porque supongamos que una empresa de menor tamaño quiera competir: para poder acceder a una infraestructura en la red que la haga competitiva, los costos podrían ahorcarla, de manera tal que la mejor decisión termine siendo el hacerse a un lado.
Es cierto que la legislación en los Estados Unidos se queda de momento por allá, pero de que queda como precedente para otras en países como México, de eso no queda duda. Las piezas en el ajedrez multimillonario de quienes quieren perpetuarse como las grandes jugadoras de la industria, se mueven de manera agresiva y con demasiado poder. Habrá que estar atentos a lo que se viene en el futuro, porque todas estas estrategias siguen dejando en claro que la lucha por la industria del entretenimiento se libra de manera importante en el internet.
Ya del asunto de cómo la reducción de competidores afecta a una industria del entretenimiento cada día menos creativa y tomadora de riesgos, hablamos en otro momento…
Asfaltos. Sobrevivo en una ciudad junto a millones de personas. ¿Mexiqueño? Me enamoro rápido y olvido difícilmente. Amo la música, el cine, los cómics, las mujeres y -últimamente gracias a los servicios de streaming– las series también. Vivo la vida a través de letras y melodías. Músico frustrado. Me pueden encontrar escuchando U2, Radiohead y Coldplay; así como Grand Funk Railroad, Styx y Eric Burdon; Chetes, Jumbo y Siddhartha; y hasta Jesse & Joy, Silverio y Aleks Syntek. Batman y Star Wars mis pasiones; también el Cruz Azul, pero ya saben… subcampeonísimo. Sobreviviente y náufrago; ermitaño que odia la soledad.
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