Por Asfaltos.
Hace unos años despotricaba de la siguiente canción, sin embargo, con el paso del tiempo, la verdad es que me ha provocado infinidad de risas. Mi imaginación me llevaba así a un concurso de canciones navideñas a nivel mundial, donde como representante alemán se presentara «Noche de paz» y como representante estadounidense «Jingle bells»; del lado mexicano: «La tamalada».
Eduardo «Lalo» Guerrero, como se los presentaba hace justamente un año, fue un compositor y guitarrista mexicano-estadounidense que es reconocido como el mismísimo padre de la música chilena. En estas fechas, previas a las festividades de la Navidad, su nombre resuena como parte de los villancicos de la temporada con temas tan llenos de gozo como «La tamalada».
De acuerdo al Diccionario Enciclopédico de la Gastronomía Mexicana, uno se refiere a una tamalada cuando en una fiesta o celebración el alimento principal consiste en tamales. En México cualquier fiesta es buena opción para una tamalada -o tamaliza, como más recientemente se le refiere-, pero para estas fechas, una buena posada o el mismísimo Día de Reyes, son opciones más que adecuadas para la mencionada comelona.
Con la desfachatez característica de los mexicanos, con todo el colorido nacional: con ustedes «La tamalada» en voz de Las Ardillitas de «Lalo» Guerrero»; melodía que por cierto, nos permite, encontrarnos con todo eso que también es parte de las fiestas navideñas. ¿O ponen en duda que alguno de los escenarios que nos presenta la canción, sucedió, sucede o sucederá? «¡’La tamalada’ no se acaba ni por nada hasta el amanecer!»
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