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Por Elizabeth Aguilar Quintana.
El que busca la verdad corre el riesgo de encontrarla. [1]
Al inicio de las campañas siempre se formulan promesas, se plantean proyectos de mejora para las condiciones de desarrollo en México. Cada uno de los candidatos presenta una serie de compromisos. En el caso de Peña Nieto sus líneas estratégicas comprenden recuperar la paz y libertad de los mexicanos, un México incluyente y sin pobreza, más educación y de calidad para todos, crecer para generar más y mejores empleos y recuperar el liderazgo y orgullo de México en el mundo. Para Vázquez Mota, su pacto va enfocado a promover programas de apoyo para madres solteras y profesionistas recién egresadas, proteger y cuidar la industria nacional, sin privilegios pero con equidad e impulsar la apertura de fábricas y talleres para reactivar la economía. En cuanto a las propuestas de Andrés Manuel López encontramos, generación de empleo, plan de austeridad, reforma fiscal progresiva, no aumentar impuestos ni crear nuevos, competencia, cambio de sistema.
Cada una de estos compromisos independientemente de quien sea electo se transformará una vez comenzado el sexenio en un Plan Nacional de Desarrollo, en el cual se establecerá una estrategia clara y viable para avanzar en la transformación de México sobre bases sólidas, realistas y, sobre todo, responsables.
Se esbozan planes de desarrollo que se verán plasmados en programas, los cuales atienden problemas dentro de la sociedad mexicana. Estos programas son la materialización del Plan de Desarrollo y comprenden distintas áreas. Es justo cuando las “promesas se transforman”, cuando los mexicanos debemos monitorear el progreso de los mismos. ¿Verdaderamente funcionan? ¿Qué presupuesto reciben? ¿A quien benefician? ¿Cómo se emplean los recursos destinados, la utilidad real de cada uno de ellos, el cumplimiento de las metas, su rentabilidad social? Entre otros. La sociedad pocas veces cuenta con la información sobre los programas, cuantos son y que brecha social es la que atienden.
Pese a contar el Estado con una política de Transparencia y Acceso a la información, la rendición de cuentas se ve limitada a publicar informes sobre evaluaciones, presupuestos y cuenta pública de forma desperdigada, descontextualizada y en formatos poco accesibles para cualquier persona interesada.
Como sociedad civil organizada e informada es importante exigir una verdadera rendición de cuentas. GESOC es una organización de la sociedad civil que lleva a cabo acciones de investigación, evaluación, monitoreo y formación de capacidades en cuatro áreas estratégicas de incidencia: Gestión basada en evidencia y orientada a resultados; Transparencia y rendición de cuentas; Responsabilidad social y realización de los derechos; y Colaboración inter-organizacional para el desarrollo. Además, cuenta con especialistas que evalúan programas y proyectos implementados por el gobierno. Es decir, proporciona a la sociedad herramientas en base a cifras para un cuestionamiento informado sobre las acciones implementas por el gobierno, el impacto de los programas, su eficiencia y eficacia.
Como sociedad es nuestra responsabilidad mantenernos informados para tomar decisiones inteligentes, no debemos dejar que otros elijan por nosotros. Formulemos herramientas que nos permitan evaluar la gestión del gobierno, para premiar a aquellos que realizan correctamente la labor para la que son contratados y evidenciar a aquellos que se enriquecen a costa de la población. Debemos vigilar que las promesas realmente se transformen en acciones, acciones que fortalezcan la construcción de nuestro Estado.
Si quieres ser sabio, aprende a interrogar razonablemente, a escuchar con atención, a responder serenamente y a callar cuando no tengas nada que decir. [2]
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