Por Silvia Macías.
Fotos por Javier Leto.
¿Qué es la música? ¿Alguna vez te lo has preguntado? Creo que para obtener respuestas más profundas deberíamos reformular la pregunta y cuestionarnos: ¿Qué nos hace sentir la música?
La música nos hace recordar, cambiar nuestro estado de humor. Le da alas a la imaginación. Nos hace soñar y nos hace despertar (me anima a mantenerme despierta mientras escribo este texto a las dos de la mañana). Mueve nuestras ideas y también nuestro cuerpo. Alimenta el alma y se convierte en un lenguaje universal.
Es el mejor piropo para conquistar un corazón y ayuda a curar corazones enfermos de mal de amor.
Y me detengo en esto último. Y lanzo una nueva pregunta: ¿Sabes lo que es el canto cardenche? No respondas, solo continúa leyendo.
Esta tradición musical es orgullosamente originaria de La Comarca Lagunera, se desarrolló en La Flor de Jimulco, Coahuila y Sapioriz, Durango. Las canciones son interpretadas a tres voces, a capela. Sus letras son muy fuertes y melancólicas, cargadas de sentimiento.
Su nombre hace analogía con la cardencha, una cactácea que al incrustarse en la piel es muy dolorosa. Pero duele aún más cuando la intentas sacar, ya que sus filamentos se abren al extraerla. Y lo mismo pasa con el mal de amores. El amor duele cuando está clavado en el corazón. Pero el dolor que se siente cuando intentas sacarlo de ahí, es un dolor profundo, lastimoso y que se va abriendo cada vez más. Así como el canto cardenche.
Actualmente solo queda una generación que sigue con la tradición en el ejido de Sapioriz: don Fidel, don Toño, don Lupe y don Genaro son los actuales cardencheros encargados de «conservar el tradicional canto que duele, el que se canta a capela, el que se entona a capricho…»
Y ahí tenemos un grupo de cardencheros, siguiendo con un acervo musical que lamentablemente está a punto de su extinción, debido a que no existe una nueva generación que contiúue de la manera tan pura como lo han estado haciendo estos señores, ya de avanzada edad.
Pero… luego pasa algo bien extraordinario con la música. Que se manifiesta sin buscar un beneficio personal. Que se relaciona sin importar el origen, ni la edad… ni el género. Y el único objetivo es conservar la cultura y pasar la voz a quien le resulte desconocido. Experimentar y dar homenaje a quien lo merece. Y así llega el rap del desierto representado por Indho y Simplee, integrantes de Los Caballeros del Plan G de origen también lagunero, quienes realizan una colaboración con los cardencheros de Sapioriz y fusionando las voces cardenches; con las voces del hip hop logran como resultado una nueva versión de la canción «A morir a los desiertos», un interesante producto musical el cual ha sido colocado en el soundtrack del documental que lleva el mismo nombre, dirigido por Marta Ferrer, y el cual fue acreedor al Premio Art Kingdom en la VI edición del Festival Internacional de Cine de Los Cabos.
Hace algunos días se realizó la grabación del videoclip «A morir a los desiertos» en las locaciones de Sapioriz, La Loma y Las Dunas de Bilbao a cargo de la productora de Durango Shot Banana. Una experiencia muy gratificante el ser testigos de esta unión generacional y musical. Principalmente la posibilidad de conocer más sobre la cultura de la región, charlar con la gente que vive ahí y darse cuenta que realmente se está luchando desde varias trincheras porque esta tradición no se vaya a morir a los desiertos.
Y aunque don Fidel confesó que su gusto musical iba más dirigido al rock de los sesentas, se siente muy feliz y emocionado por hacer una colaboración tan especial con Los Caballeros del Plan G, exponentes del hip hop nacional desde hace 20 años. «Lo importante es que se siga manteniendo esta tradición, que se lleve a lugares donde la gente no nos conoce. Que las nuevas generaciones se interesen por su cultura. Al final la música no deja de ser música y no deja de llevar el mismo sentimiento, sea del género que sea.»
Y a final de cuentas, ¿que más nos hace sentir la música? Nos hace sentir orgullosos de nuestras raíces. Nos recuerda de donde venimos y nos da un ligero empujón para dirigirnos a donde vayamos.
Silvia Macías. Lo mejor que puedo hacer por ti es recomendarte mi música favorita. Lo mejor que puedes hacer por mi, es inspirarme.
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