Por Elchín Balboa.
Con alrededor de cien copias que se proyectarán en todo el país a partir del próximo 16 de marzo, incluyendo cines independientes, y distribuida por Corazón Films, llega a México la última entrega del polémico director Roman Polanski. «Basada en hechos reales» es un thriller psicológico protagonizado por Emmanuelle Seigner (esposa de del director franco polaco desde 1989) y Eva Green, una peli que sin duda deja mucha madeja a desenrollar.
Para empezar, el filme presenta la historia de Delphine Dayrieux (Emmanuelle Seigner), una afamada escritora cuyo último best seller pone en juego la vida de su madre para asegurar un tremendo éxito editorial. Sin embargo, la situación de Delphine está lejos de ser miel sobre hojuelas: carcomida secretamente por la culpa de lucrar y alimentar el morbo público con los secretos familiares, deprimida por el abandono de sus hijos, confundida por la distancia en su relación de pareja y al borde del suicidio por la suma de todos estos factores. Eso sí, el libro es una garantía de ventas y regalías y Delphine habrá de bostezar repetidamente, con la mirada ausente, en infinitos eventos de firmas y promociones.
Pero todo cambia una noche en que se encuentra con Elle (Eva Green). Interesante, misteriosa, incisivamente inteligente, con un dejo de cinismo y de caricaturesca lascivia, Elle engancha la frivolidad intelectual de Delphine para llevarla a una serie de eventos que irán destilando oscuridad a partir del tono grisáceo de su primer encuentro. Elle es una “escritora fantasma”; es decir, un espécimen singular del submundo literario que se dedica a escribir los libros firmados por celebridades de la talla de Steve Jobs, Gérard Depardieu, Rocco Sifredi y hasta Niurka o Carlos Salinas de Gortari, si pensamos en el colorido medio mexicano.
Y aquí las cosas se van enmarañando con una renga agilidad no tan característica de los filmes de Polanski. «Basada en hechos reales está basada en Basada en hechos reales» («D’après une histoire vraie»), novela homónima de la escritora Deplhine De Vigan, quien da pauta al personaje de Delphine Dayrieux. La novela en cuestión gira en torno de los espejeos de simulación, suplantación y ocultamiento, explotados también en la obra del director polaco nacido en París. Espejeos tan característicos de la última generación de escritores franceses que se solazan, dicho sea de paso, en la autoficción y, como quien dice, en el tratamiento profesional de los trapitos al sol. Un sol que, gracias a la literatura y al cine, saldrá por occidente y se ocultará por el norponiente, mientras los trapitos cuelgan del tendedero de pronto transformados en smokings, fracs y gabardinas.
Es de resaltar la reciente capacidad de Polanski al mostrar que un thriller también puede ser una comedia, aunque no quede del todo claro si lo hace voluntariamente. Lo cierto es que la línea argumental es bastante buena, pues da una vuelta de tuerca a la propia fantasmagoría del consabido tópico del escritor fantasma. La cuestión del doble maligno, del falseador, se une al síndrome paranoico y autoinducido presente en los procesos de desdoblamiento creativo, mentado con profusión por los escritores de aquí, de allá y casi de todos lados.
En cuanto a la inserción de este largometraje en el corpus fílmico general del director de 84 años, está lejos de señalar algo eminentemente nuevo. El cliché del escritor ha sido tocado en gran parte de sus películas, desde «Bitter Moon» (1992) hasta «Venus in Fur» (2013), ambas protagonizadas también por Emmanuelle Seigner, pasando por «The Ninth Gate» (1999) y «The Ghost Writer» (2010). Además, esta nueva producción recuerda en más de una escena a «Misery» (1990), la película dirigida por Rob Reiner y protagonizada de forma magistral por Kathy Bates. Algo que no es de extrañar, pues la novela de Delphine De Vigan / Dayrieux se articula, precisamente, con epígrafes de «Misery» y de «The Dark Half», ambas novelas de Stephen King y ejemplos más que representativos del terror psicológico.
A fin de cuentas, «Basada en hechos reales» más que un largometraje completamente nuevo e innovador, es en realidad una nueva visita, no la más lograda, a una de las obsesiones más marcadas en la obra de Polanski: la inquietante aparición e integración orgánica del doble maldito, de la proyección mental y de carne y hueso del simulacro, del vampiro, del suplantador que un creador acepta como un apéndice necesario para expresar como otro lo que no es capaz de revelarse a sí mismo. También puede que la peli responda a la necesidad de ingresos y de mantenerse en el jet set cinematográfico; ya saben, los procesos judiciales, además de cerrar fronteras, merman significativamente la reputación y los bolsillos…
«Basada en hechos reales» marca el regreso de Roman Polanski al primer plano del cine contemporáneo, luego de cuatro años de ausencia. Si eres fan tienes que verla, pero no esperes «El bebé de Rosemary», «Chinatown» o «El inquilino», porque entonces sí que salivarás más de una luna amarga.
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