«La libertad del diablo»: el horror en tierra de nadie

Por Asfaltos.

«He visto a Satanás caer del cielo a manera del relámpago», (Lc 10, 18).

En la oscuridad de una sala de cine, atentos a las voces de los protagonistas, como espectadores nos estremecemos frente a «La libertad del diablo» del director, productor y fotógrafo de cine documental mexicano Everardo González. El egresado de la Universidad Autónoma Metropolitana y del Centro de Capacitación Cinematográfica, Everardo González, no hace poco nos entregó un trabajo similar e igualmente de estremecedor. En «El paso» escuchábamos la historia de los periodistas mexicanos que huyen de este país al no encontrar seguridad para realizar su trabajo; en «La libertad del diablo» nos adentramos en ese horror del que muchos, víctimas y victimarios, no pueden escapar en México.

El diablo de Everardo González, ese que se nos descubre deambulando con enorme libertad por el territorio mexicano, aterra por cercano. No es el ángel caído que en punga con dios lucha para hacerse de las almas de quienes han caído en pecado; no, el diablo de Everardo González es el que se vive día y noche por lugares como Ciudad Juárez, donde hijas, esposas, hermanos y madres de desaparecidos nos cuentan los horrores ahí ejecutados. El diablo manda en la tierra, y como terroríficamente se nos presenta también, no hay quien limite su libertad de tránsito.

Para un tema tan complicado como el abordado, resulta obvio que el también director de la aplaudida «Cuates de Australia» (2011) enmascarara a quienes no solo dieron su voz, sino que también dieron y sobre todo abrieron sus corazones. Sin embargo la decisión es también artística, porque al ponerles a todos las mismas máscaras, todos se convierten en nosotros; porque todos en este país podemos ser quienes cuenten escenarios tan escalofriantes como el de ser torturados, abandonados, violados, y por encima de todo -en la nefasta escala de horrores-, violentados viendo cómo nuestros seres queridos son ejecutados o desaparecidos.

Hay mucho dolor en las palabras de las que somos testigos en una sala de cine donde no podemos más que reflexionar el duro camino que nos ha llevado a donde estamos. Sí, las caras de quienes hablan están tapadas, pero aun así podemos verles sus ojos. Se dice que se puede ver el alma de una persona a través de sus ojos; Everardo González aprovecha con gran talento esa oportunidad. Vemos lágrimas, algunas más las intuímos en la humedad que percibimos de las máscaras en la zona del contorno de los ojos.

Pero también no solo conocemos a quienes han sido víctimas: escuchamos también a los victimarios, a los jóvenes que fueron reclutados porque no podían ser acreedores a penas penales severas, a policías que han tenido que unirse a la corrupción con el temor de perder la vida y la de sus seres queridos, y hasta a un soldado que de viva voz echa pestes del ejército y de lo delicado que se volvió ejecutar órdenes sin cuestionárselas nunca, ni sobre todo pensar en sus consecuencias.

«¿Qué se siente quitar una vida?», se le pregunta a un joven sicario. «No se sentía nada», responde al tiempo que González nos deja analizar su mirada. Intentamos, sin éxito, digerir la crudeza de sus palabras.

«La libertad del diablo» es un extraordinario trabajo documental, pimero brillando por las sencillas pero muy sólidas cualidades técnicas; y sobre todo por el contenido que de manera extraordinaria reúne en un auténtico crisol de voces. Su pieza resulta entonces en un duro retrato de nuestros días. También, «La libertad del diablo» -y aunque no me gusta mucho eso de etiquetar algo como «necesario»- hay que decir que resulta fundamental sobre todo para los tiempos en los que vivimos. En la antesala de las elecciones, «La libertad del diablo» permite también el visibilizar y sobre todo senzibilizar a quienes en el ajetreo informativo nos perdemos del horror en auténticamente tierra de nadie.

 

¿Duro? Definitivamente. «La libertad del diablo» es un trabajo duro, pero muy relevante. De aplauso, también, que permita por lo menos un ejercicio catártico para las víctimas; y sobre todo que nos permita crear un puente entre ellos y nosotros para un muy necesario reencuentro entre nosotros.

¿Recomendable? ¡Definitivamente! «La libertad del diablo» de Everardo González estrena mañana viernes 16 de marzo en cines nacionales. ¿La ven y la platicamos?

Con imágenes cortesía de Artegios.